El famoso penal que Antonio Roma le atajó al brasileño Delem y que le sirvió a Boca para ganar el título de 1962, tuvo un protagonista casi excluyente: el árbitro Carlos Nai Foino, que se bancó el adelantamiento del arquero boquense y no atendió los reclamos de los jugadores de River. “Aire, aire... penal bien pateado es gol”, les dijo a los enardecidos millonarios que fueron a encararlo.
Años después, el pintoresco árbitro recordaría: “Cobré un penal en cancha de Boca, contra Boca y en favor de River, faltando pocos minutos para terminar el partido. Si se convertía en gol, le costaba el campeonato a Boca. Hacerlo patear de nuevo ya era demasiado...”
Años después, el pintoresco árbitro recordaría: “Cobré un penal en cancha de Boca, contra Boca y en favor de River, faltando pocos minutos para terminar el partido. Si se convertía en gol, le costaba el campeonato a Boca. Hacerlo patear de nuevo ya era demasiado...”
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