18 de mayo de 2009


Tenía un amigo camarero. Su tarea era traerme 3 o 4 croissants después de hacer el amor. Traía los croissants a la escalera del hotel, yo acompañaba a la chica y hacíamos el intercambio: él se llevaba a la tipa, yo me zampaba los croissants. Sexo y comida, la noche perfecta.

(ANTONIO CASSANO, jugador italiano, en su libro “Dicco Tutto” -Lo digo todo-)

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