Cuando tenía diez años, conocí a una nena que se llamaba Estela, fue en un baile de disfraces, yo estaba disfrazado de astronauta y ella tenía puesto un ridículo vestido violeta y un sombrero marrón, que hacia juego con sus ojos.
-¡De qué estás disfrazada? -le pregunté.
Ella me miró con cara de perro rabioso y me contestó: ¡no tengo puesto ningún disfraz!
Luego le pedí disculpas y la invité a bailar, poco a poco nos fuimos conociendo, hasta que un día, la llamé por teléfono y le pregunté si quería ser mi novia (me daba mucha vergüenza, hacer semejante pregunta personalmente), ella me contestó que sí, pero con la condición de que abandonara el fútbol, (yo jugaba en las divisiones inferiores de Independiente) y le contesté que el fútbol nunca lo iba a abandonar y que si ella me quería tenía que aceptarme tal cual era, entonces me puso entre la espada y la pared, y me dijo: “el fútbol o yo”, me quedé pensando unos segundos y le contesté: “el fútbol”. Ella cortó el teléfono y me quedé con el tubo en la mano, sin saber que hacer.
Una semana después, luego de un entrenamiento, el director técnico de Independiente, me miró con cara de lástima y me dijo:
-Pibe, vos sos muy entusiasta, pero sos menos habilidoso que un semáforo.
-Don Jacinto, es probable que no tenga habilidad, pero soy muy buen defensor.
-Mirá pibe, no quiero desilusionarte, pero vos no tenés categoría para jugar en Independiente, vos tenés cabeza y lo mejor que podés hacer, es dedicarte al estudio.
Y yo, que tenía mi orgullo, le dije:
-Don Jacinto, si usted me deja libre va a cometer un gran error, fíjese lo que pasó con el "Mariscal" Perfumo, cuando era un pibe lo echaron de River y hoy es una estrella de Racing y de la Selección.
-¡Entonces andá a probarte a Racing!- me contestó, secamente.
Y yo que era un nene muy educado, le dí la mano como un caballero y le dije:
-Don Jacinto, gracias por todo y quiero decirle que cuando sea grande, voy a jugar en la Selección y el primer gol que haga, se lo voy a dedicar a usted.
Después me fui caminando sin rumbo por la avenida Mitre, pensé en ir a probarme a Racing (cuadro del cual era hincha fanático), pero descarté la posibilidad, porque no me parecía justo que en el club de mis amores, jugara alguien tan malo como yo.
Me sentía desconsolado, hasta que el rostro de Estela, se dibujó en mi mente y me dijo: "el amor es más importante, que una pelota de fútbol", entonces me fuí a comprar un docena de rosas y me tomé el colectivo 85 hasta la casa de Estela, toqué el timbre y ella misma abrió la puerta, me miró con un poco de desprecio y me preguntó: -¿qué querés?
Entonces puse cara de arrepentimiento y le entregué las flores, ella las agarró y las arrojó al aire, como si fuese "papel picado".
-Muchas gracias, me encantan las rosas.
-Estelita, te pido perdón por lo del otro día, lo estuve pensando bien y llegué a la conclusión, de que ser tu novio es mucho más importante, que jugar en Independiente.
Ella levantó las cejas, me miró con cara de fastidio y me dijo:
-Lo lamento mucho, pero llegaste tarde.
...y desde adentro de la casa, como si fuese un fantasma, apareció Mariano, que tenía el cerebro de una hormiga, pero poseía la virtud de ser un nene muy lindo, era rubio de ojos azules y jugaba al rugby, la miré a Estelita sorprendido y le pregunté:
-¿Este "papanata" es tu novio?
-Este "papanata" es más respetuoso que vos, se viste con ropa importada, habla inglés, levanta pesas y mi mamá lo adora.
Mientras tanto, Mariano mascaba un chicle, me miraba con carita sobradora y sacaba músculos.
Entonces yo emití un largo suspiro, la miré a Estela con resignación y le dije:
-No me queda más remedio que volver al fútbol, cuando sea grande voy a jugar en la Selección y el primer gol que haga te lo voy a dedicar a vos.
Después me fui...
-¡De qué estás disfrazada? -le pregunté.
Ella me miró con cara de perro rabioso y me contestó: ¡no tengo puesto ningún disfraz!
Luego le pedí disculpas y la invité a bailar, poco a poco nos fuimos conociendo, hasta que un día, la llamé por teléfono y le pregunté si quería ser mi novia (me daba mucha vergüenza, hacer semejante pregunta personalmente), ella me contestó que sí, pero con la condición de que abandonara el fútbol, (yo jugaba en las divisiones inferiores de Independiente) y le contesté que el fútbol nunca lo iba a abandonar y que si ella me quería tenía que aceptarme tal cual era, entonces me puso entre la espada y la pared, y me dijo: “el fútbol o yo”, me quedé pensando unos segundos y le contesté: “el fútbol”. Ella cortó el teléfono y me quedé con el tubo en la mano, sin saber que hacer.
Una semana después, luego de un entrenamiento, el director técnico de Independiente, me miró con cara de lástima y me dijo:
-Pibe, vos sos muy entusiasta, pero sos menos habilidoso que un semáforo.
-Don Jacinto, es probable que no tenga habilidad, pero soy muy buen defensor.
-Mirá pibe, no quiero desilusionarte, pero vos no tenés categoría para jugar en Independiente, vos tenés cabeza y lo mejor que podés hacer, es dedicarte al estudio.
Y yo, que tenía mi orgullo, le dije:
-Don Jacinto, si usted me deja libre va a cometer un gran error, fíjese lo que pasó con el "Mariscal" Perfumo, cuando era un pibe lo echaron de River y hoy es una estrella de Racing y de la Selección.
-¡Entonces andá a probarte a Racing!- me contestó, secamente.
Y yo que era un nene muy educado, le dí la mano como un caballero y le dije:
-Don Jacinto, gracias por todo y quiero decirle que cuando sea grande, voy a jugar en la Selección y el primer gol que haga, se lo voy a dedicar a usted.
Después me fui caminando sin rumbo por la avenida Mitre, pensé en ir a probarme a Racing (cuadro del cual era hincha fanático), pero descarté la posibilidad, porque no me parecía justo que en el club de mis amores, jugara alguien tan malo como yo.
Me sentía desconsolado, hasta que el rostro de Estela, se dibujó en mi mente y me dijo: "el amor es más importante, que una pelota de fútbol", entonces me fuí a comprar un docena de rosas y me tomé el colectivo 85 hasta la casa de Estela, toqué el timbre y ella misma abrió la puerta, me miró con un poco de desprecio y me preguntó: -¿qué querés?
Entonces puse cara de arrepentimiento y le entregué las flores, ella las agarró y las arrojó al aire, como si fuese "papel picado".
-Muchas gracias, me encantan las rosas.
-Estelita, te pido perdón por lo del otro día, lo estuve pensando bien y llegué a la conclusión, de que ser tu novio es mucho más importante, que jugar en Independiente.
Ella levantó las cejas, me miró con cara de fastidio y me dijo:
-Lo lamento mucho, pero llegaste tarde.
...y desde adentro de la casa, como si fuese un fantasma, apareció Mariano, que tenía el cerebro de una hormiga, pero poseía la virtud de ser un nene muy lindo, era rubio de ojos azules y jugaba al rugby, la miré a Estelita sorprendido y le pregunté:
-¿Este "papanata" es tu novio?
-Este "papanata" es más respetuoso que vos, se viste con ropa importada, habla inglés, levanta pesas y mi mamá lo adora.
Mientras tanto, Mariano mascaba un chicle, me miraba con carita sobradora y sacaba músculos.
Entonces yo emití un largo suspiro, la miré a Estela con resignación y le dije:
-No me queda más remedio que volver al fútbol, cuando sea grande voy a jugar en la Selección y el primer gol que haga te lo voy a dedicar a vos.
Después me fui...
Un cuento lleno de frescura!. A medida que se avanza en la lectura, se percibe la ingenuidad y ésa franqueza (a veces casi brutal!), que caracteriza a los niños. Su lectura, despertó en mí hermosos recuerdos, de una niñez vivida de manera feliz y pueblerina!.
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