Un partido cambió el destino de Silvio Marzolini. En 1959 Ferro Carril Oeste llegó a la cancha de River arrastrando una espectacular racha invicta de 19 partidos. Pero esa tarde perdieron por goleada y el peruano Gómez Sánchez le pegó un baile de aquellos a Marzolini, quien confesaría que “jugué el peor partido de mi vida”. Y resulta que esa tarde los dirigentes millonarios, que estaban interesados en la compra de un lateral por izquierda, le bajaron el pulgar al rubio defensor. “De donde haber jugado tan mal me benefició, porque en 1960 pude pasar a Boca Juniors, club del cual siempre fui hincha y con el que conseguí tantos títulos”.
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