Estoy en el estadio Santiago Bernabéu de mis amores, la barrera está formada delante de la portería del fondo sur, ligeramente escorada hacia el lateral de los banquillos y casi al borde del área grande. ¡Qué recuerdos me trae!, ¡Si habré visto a Ferenc Puskas y a Michel lanzar libres directos y meter goles desde allí! Desde esta posición siempre se le pega con la cara interior del pie derecho, con mucho efecto pero templando para que la pelota sobrepase la barrera lo suficiente y caiga de sopetón a pocos metros de la portería.
Nos miramos Gento, Zidane y yo. Acordamos que sea yo el que tire, hoy me veo bien y estoy seguro de hacerlo bien, Hugo Sánchez, como siempre, irá a la segunda jugada si hay rechace. ¡Si sabré yo como pegarle, que llevo una vida en esto!
Me hace una señal el árbitro, Roberto Carlos desplaza ligeramente el balón hacia la derecha y Stielike la detiene, doy dos pasos, me balanceo, chuto con rosca sobre la barrera, el balón coge efecto y se dirige a la escuadra, veo la jugada a cámara lenta, como si fuera la moviola de Estudio Estadio, el portero pone cara de estreñimiento al ver que el balón supera la barrera y salta como un muelle con el brazo izquierdo extendido en dirección al balón, con el rabillo del ojo veo a Raúl que corre a por el posible rebote del primer palo, el reportero gráfico de detrás lanza fotos en automático, el fondo sur se empieza a levantar de las butacas. ¡Que momento!, me pongo de los nervios por la lentitud de la jugada, el portero se estira mas y mas y a falta de 20 cm. de tocar el balón la secuencia cobra vida real, cierro los ojos y oigo ¡Uhhhhhh!.
El portero la ha despejado in extremis golpeándose contra el poste y cayendo como un muñeco sobre el césped, inmediatamente entran las asistencias a socorrerle. En ese momento me traslado a la sala de prensa y me lamento ante decenas de periodistas de la oportunidad perdida, un periodista interrumpe mis diatribas y me pregunta si no reconozco mérito alguno en la estirada del portero, habida cuenta de los 8 puntos que le han tenido que dar en la frente y que ha salido aplaudido por el Bernabéu en pie tras la magnífica parada.
La respuesta me sale de forma espontánea: -Este es mi sueño y ese era mi momento, no hay derecho a que se me robe la ilusión de un gol así, por lo que se suspende la rueda de prensa ¡Insolente! A preguntarle al portero pero en otro sueño, ¡Coño!
- Alfredo, Alfredo, ¿Qué te pasa, estás bien? -Preguntó su mujer con cierto sobresalto.
- Si, vieja, si estoy bien.
- ¿Volviste a tener el mismo sueño de siempre? -continuó.
- Si, el mismo de siempre… que se le va a hacer.
- ¿Pudiste marcar el gol? - preguntó inquieta
- No, lo atajó el arquero en el último minuto... como siempre.
- Bueno, viejo, no te preocupés y seguí durmiendo -le dijo su mujer intentando consolarlo.
- Tengo la sensación de que después de más de 40 años de soñar lo mismo cada noche, el día que consiga meter el gol, voy a terminar festejándolo en el córner con San Pedro... y realmente a estas alturas del partido creo que no me importaría ¿sabés por qué, vieja?
- No, Alfredo ¿por qué? -le respondió un tanto confusa
- Por que seguramente será el último y el mejor gol de mi vida.
Nos miramos Gento, Zidane y yo. Acordamos que sea yo el que tire, hoy me veo bien y estoy seguro de hacerlo bien, Hugo Sánchez, como siempre, irá a la segunda jugada si hay rechace. ¡Si sabré yo como pegarle, que llevo una vida en esto!
Me hace una señal el árbitro, Roberto Carlos desplaza ligeramente el balón hacia la derecha y Stielike la detiene, doy dos pasos, me balanceo, chuto con rosca sobre la barrera, el balón coge efecto y se dirige a la escuadra, veo la jugada a cámara lenta, como si fuera la moviola de Estudio Estadio, el portero pone cara de estreñimiento al ver que el balón supera la barrera y salta como un muelle con el brazo izquierdo extendido en dirección al balón, con el rabillo del ojo veo a Raúl que corre a por el posible rebote del primer palo, el reportero gráfico de detrás lanza fotos en automático, el fondo sur se empieza a levantar de las butacas. ¡Que momento!, me pongo de los nervios por la lentitud de la jugada, el portero se estira mas y mas y a falta de 20 cm. de tocar el balón la secuencia cobra vida real, cierro los ojos y oigo ¡Uhhhhhh!.
El portero la ha despejado in extremis golpeándose contra el poste y cayendo como un muñeco sobre el césped, inmediatamente entran las asistencias a socorrerle. En ese momento me traslado a la sala de prensa y me lamento ante decenas de periodistas de la oportunidad perdida, un periodista interrumpe mis diatribas y me pregunta si no reconozco mérito alguno en la estirada del portero, habida cuenta de los 8 puntos que le han tenido que dar en la frente y que ha salido aplaudido por el Bernabéu en pie tras la magnífica parada.
La respuesta me sale de forma espontánea: -Este es mi sueño y ese era mi momento, no hay derecho a que se me robe la ilusión de un gol así, por lo que se suspende la rueda de prensa ¡Insolente! A preguntarle al portero pero en otro sueño, ¡Coño!
- Alfredo, Alfredo, ¿Qué te pasa, estás bien? -Preguntó su mujer con cierto sobresalto.
- Si, vieja, si estoy bien.
- ¿Volviste a tener el mismo sueño de siempre? -continuó.
- Si, el mismo de siempre… que se le va a hacer.
- ¿Pudiste marcar el gol? - preguntó inquieta
- No, lo atajó el arquero en el último minuto... como siempre.
- Bueno, viejo, no te preocupés y seguí durmiendo -le dijo su mujer intentando consolarlo.
- Tengo la sensación de que después de más de 40 años de soñar lo mismo cada noche, el día que consiga meter el gol, voy a terminar festejándolo en el córner con San Pedro... y realmente a estas alturas del partido creo que no me importaría ¿sabés por qué, vieja?
- No, Alfredo ¿por qué? -le respondió un tanto confusa
- Por que seguramente será el último y el mejor gol de mi vida.
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