En 1962, con la lesión de Pelé, descubrí a otro Garrincha. De repente el paró de saltar, se tornó serio, compenetrado de que la conquista de la Copa dependía de él. Garrincha ganó casi por sí solo aquella Copa del Mundo para Brasil. Hizo cosas que nunca antes había hecho. Goles de cabeza, de pie izquierdo, de 'folha seca'. Él gambeteó como endiablado, corrió por todo el campo, enloqueciendo a los adversarios.
(SANDRO MOREYRA, periodista brasileño)
(SANDRO MOREYRA, periodista brasileño)
No hay comentarios:
Publicar un comentario