El 23 de Junio de 1998, minutos antes del comienzo entre Brasil y Noruega por la primera fase de la Copa del Mundo, hicieron su aparición en el campo de juego, la madrina, el padrino, el párroco y los novios, al son de la marcha nupcial, ambos juramentaron ante Dios, amarse hasta que la muerte los separe.
No, no es una broma, se trata del noruego Oivind Ekeland y la brasileña Angela De Souza, quienes contrajeron matrimonio en el verde césped, en vísperas del partido que disputarían sus respectivas selecciones nacionales.
El pedido de la boda había sido al mismísimo Joao Havelange, quién dio el visto bueno inmediatamente, explicando que el fútbol existe para unir a los pueblos. Finalmente el partido terminó con una derrota para los cariocas, quienes a pesar de haber perdido se clasificaron primeros en su zona, mientras que la victoria a los noruegos los clasificó en el segundo lugar y de esa forma pasaron a para octavos de final.
No, no es una broma, se trata del noruego Oivind Ekeland y la brasileña Angela De Souza, quienes contrajeron matrimonio en el verde césped, en vísperas del partido que disputarían sus respectivas selecciones nacionales.
El pedido de la boda había sido al mismísimo Joao Havelange, quién dio el visto bueno inmediatamente, explicando que el fútbol existe para unir a los pueblos. Finalmente el partido terminó con una derrota para los cariocas, quienes a pesar de haber perdido se clasificaron primeros en su zona, mientras que la victoria a los noruegos los clasificó en el segundo lugar y de esa forma pasaron a para octavos de final.
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