Los investigadores estudiaron los remates con las imágenes televisivas de la Premier League inglesa, sobre todo con las cámaras ubicadas dentro de los arcos. Compararon la distancia del punto de ejecución a la línea de gol (11 metros), hicieron una media de alcance de brazos y despegue de piernas de los arqueros y de velocidades de la pelota y lugares del arco más elegidos. Así, recomiendan que la pelota debe tener una velocidad mínima de 105 kilómetros horarios (65 millas) y el lugar ideal es el punto ubicado a 50 centímetros del travesaño (ubicado a 2,44 del piso) y a 50 del palo elegido por el ejecutante.
La John Moores University nació en 1992, como expansión de una escuela Politécnica fundada en 1893. Hace poco, otro estudio de sus laboratorios causó revuelo: se pierde un kilo de peso mensual jugando al Wii, de Nintendo, media hora diaria. Este mes acaba de firmar un convenio con el Real Madrid para el que creará métodos de entrenamiento Uno de los rectores es Brian May, guitarrista de Queen y astrofísico.
Los especialistas estudiaron horas de imágenes de alta definición provistas por la cadena Sky Sports Uk instaladas detrás de la línea de gol y "descubrieron cómo concretar cada tiro desde los doce pasos sin riesgo a fallar".
El estudio agrega que "si el jugador espera más de 0.41 milisegundos un movimiento del portero, la posibilidad de éxito se reduce a la mitad". De todos modos, entre tantas precisiones no se tomaron en cuenta condicionantes metereológicas ni ambientales.
En 1890, William Mc Crown propuso a la International Board la creación del penal. El primero se ejecutó en 1897, en Stoke-Notts. Más de un siglo después, el asunto sale del laboratorio sin novedades. El resultado del estudio se traduce al lenguaje futbolero: un sablazo al ángulo es inatajable. Sin embargo, hay otros elementos que no fueron tomados en cuenta por el RISES. Carlos Babington, por ejemplo, sostiene que es difícil rematar siempre igual. Y tiene razón. Y luego está la cuestión de estilo.
Como recomiendan los científicos ingleses pateaba Daniel Passarella (aunque nunca tan al palo, sino más al medio especulando con el movimiento del arquero). En la línea de los cañoneros se puede ubicar a Bernabé Ferreyra, Santiago Vernazza o Mario Boyé en los primeros tiempos del fútbol local. A Ricardo Pavoni, Héctor Scotta, Luis Nicolau, Aníbal Tarabini, Gabriel Batistuta o José Luis Chilavert, más acá. En otra línea, la de los que tiran a colocar, deben ubicarse a dos fenómenos: José Rafael Albrecht y Omar Corbatta.
Hoy, Ariel Ortega, es el más conocido de los colocadores. Y la mayoría, reúne potencia y dirección en proporciones parecidas. En una tabla de conversiones según los remates realizados, detrás de Albrecht se ubican José Leonardi (25 de 27); Oscar Mas (30 de 33); Santiago Santamaría (27 de 30); Pedro Barrios (33 de 37); Corbatta (39 de 45); Enzo Francescoli (38 de 44); Néstor Gorosito (29 de 34); Carlos Babington (56 de 66) y Miguel Oviedo (28 de 33). Cristian Lucchetti, ¡un arquero!, es el más goleador de penal de la actualidad, con 14 goles en 19 remates.
Para gritar gol, siempre queda el recurso de Johan Cryuff. En 1972, en el Ajax, llegó a la pelota, se paró y la tocó hacia adelante. Fue un pase a Jesper Olsen. Y fue gol de Olsen...
Es relativo (Carlos Babington, ex internacional argentino)
Es muy posible que si se patea el penal tal cual sugieren, se convierta en gol el remate. Pero eso es relativo porque la perfección no existe. Reunir todas las condiciones una vez, no es descabellado. Pero repetirlas, es imposible. Ningún jugador puede repetir un remate más de una vez de forma idéntica. Hay factores que convierten a cada penal en irrepetible. El contexto influye. La serenidad del pateador, el resultado del partido y el estado anímico del jugador siempre gravitan.