2 de febrero de 2009


Mundial de 1982, Semifinal Francia-Alemania. Minuto 62. Schumacher avasalla a Battiston. En el parte médico se habla de conmoción cerebral, una vértebra rota y dos dientes partidos, pero no de la violencia del episodio.
En la sede del Girondins de Burdeos, años más tarde, Battiston hace memoria: "El terreno de juego era como un pasillo y no había nadie. Como en los Campos Elíseos en Agosto a las cinco de la mañana. De repente, vi algo negro que se me acercaba y ya no recuerdo más".
Acomodado en un salón de su empresa, Schumacher recuerda la jugada: "Pensé que llegaba al balón, pero Patrick (Battiston) llegó un segundo antes. Salté sin saber dónde estaba el balón, con las rodillas de frente, pero me giré y le di con la cadera. Veinticinco años después haría lo mismo. Estaba seguro de que llegaba. Sí cambiaría lo que hice mientras Patrick estaba tumbado inconsciente. Volví a mi portería y jugué con el balón porque tenía miedo".
Alemania remontó un 1-3 en la prórroga y llegó a la final gracias a los dos penaltis que detuvo Schumacher. "Fui el enemigo público número uno. Recibí amenazas de muerte, tuve guardaespaldas, amenazaron con secuestrar a mis hijos y matarlos", recuerda Schumacher. El portero alemán obtuvo el perdón de Battiston, pero la imagen de la agresión aún le persigue.

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