Estábamos en la concentración de “Los Aromos”. Habíamos quedado de conversar cada uno con los dirigentes para dar una versión sobre el tema de los premios. Cuando estábamos cenando llegaron los dirigentes y llamaron al Tito Goncálvez, a Maidana y al Pepe Sasía. Cuando regresaron le digo: "Oye, Pepe, ¿para qué te han llamado?" "Nos llamaron para arreglar los premios", "¿cómo? ¿no habíamos quedado que cada uno iba a dar una versión? Yo no sé lo que arreglaron ustedes". "¿Qué, no te gusta? -me respondió él-" "Dejá, si ya arreglaron ya arreglaron" le dije, pero quedó la intriga. "Si quieres reunimos a los dirigentes y hablamos de vuelta" me ofreció. "No, dejá", le dije.
Al día siguiente jugábamos contra Líverpool, en Belvedere. Estaba jugando la reserva. Nosotros en la tribuna, y de pronto nos miramos cara a cara con el Pepe. ¿Querés algo conmigo?" preguntó. "Lo que quieras, pues". "Bueno, vamos calladitos al vestuario". "Vamos pues". "Nada en la cara ¿de acuerdo?", nos pusimos de acuerdo, para que nadie se diese cuenta y nos agarramos meta golpes. De pronto tocan a la puerta, porque había terminado el primer tiempo y las reservas se tenían que cambiar. "¡Abran!" gritan.
Nos arreglamos como pudimos y abrimos, pero nos encontraron agitados y dijimos que estábamos calentando. Después empieza el partido y todo normal; "damelá, Pepe", "damelá, Juan". Ganamos cinco a uno. Enseguida en el vestuario, nos estábamos bañando y nos cruzamos otra vez. "¿Quieres seguirla?" preguntó. "Ya, pues" contesté. Y otra vez. A la salida, yendo cada cual hacia su auto, me gritó: "Oye, Joya, nos vemos el martes". "Ya. Para la próxima mis asuntos me los arreglo yo" le grité. Y así ha sido. De ahí quedamos íntimos amigos. Tanto que al siguiente entrenamiento me llevó en el auto de él, un Peugeot de aquellos años, a tomar cerveza al Ipiranga y nos quedamos hasta las seis de la mañana. Era un gran muchacho. Una lástima que haya partido.
(JUAN JOYA CORDERO, 1934-2007 -foto-, ex jugador peruano de Peñarol en la década del ‘60, recordando viejos tiempos en la entidad carbonera)
Al día siguiente jugábamos contra Líverpool, en Belvedere. Estaba jugando la reserva. Nosotros en la tribuna, y de pronto nos miramos cara a cara con el Pepe. ¿Querés algo conmigo?" preguntó. "Lo que quieras, pues". "Bueno, vamos calladitos al vestuario". "Vamos pues". "Nada en la cara ¿de acuerdo?", nos pusimos de acuerdo, para que nadie se diese cuenta y nos agarramos meta golpes. De pronto tocan a la puerta, porque había terminado el primer tiempo y las reservas se tenían que cambiar. "¡Abran!" gritan.
Nos arreglamos como pudimos y abrimos, pero nos encontraron agitados y dijimos que estábamos calentando. Después empieza el partido y todo normal; "damelá, Pepe", "damelá, Juan". Ganamos cinco a uno. Enseguida en el vestuario, nos estábamos bañando y nos cruzamos otra vez. "¿Quieres seguirla?" preguntó. "Ya, pues" contesté. Y otra vez. A la salida, yendo cada cual hacia su auto, me gritó: "Oye, Joya, nos vemos el martes". "Ya. Para la próxima mis asuntos me los arreglo yo" le grité. Y así ha sido. De ahí quedamos íntimos amigos. Tanto que al siguiente entrenamiento me llevó en el auto de él, un Peugeot de aquellos años, a tomar cerveza al Ipiranga y nos quedamos hasta las seis de la mañana. Era un gran muchacho. Una lástima que haya partido.
(JUAN JOYA CORDERO, 1934-2007 -foto-, ex jugador peruano de Peñarol en la década del ‘60, recordando viejos tiempos en la entidad carbonera)
2 comentarios:
Que grande la anécdota, en el aniversario del fallecimiento del gran Pepe Sasia en la transmisión previa de Peñarol vs Racing Julio Toyos le hizo un homenaje memorable. Gracias por este post y felicitaciones por el blog. Saludos y lo mejor
El que debe agradecer soy yo por tu visita y tus conceptos.
Te mando un abrazo y sos siempre bienvenido en este sitio futbolero.
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