5 de noviembre de 2008


Un hecho curioso se produjo a comienzos de este siglo en el fútbol de Inglaterra. Todos saben que los históricos monstruos sagrados de este deporte, como Diego Maradona, o Pelé, lucieron de forma emblemática sus casacas con el número 10 en sus espaldas. No aceptaban otro número.
Lo singular fue cuando, para la temporada 2000-2001, en el club Coventry City inglés ingresó el jugador marroquí Mustapha Hadji, que siempre tuvo el "10" asegurado en los equipos que integraba. Pero como en Coventry la preciada camiseta estaba en poder de Gary McAllister, Hadji, respetuoso de las trayectorias, aceptó utilizar la N° 11. Claro que tras el alejamiento de McAllister a Liverpool, Hadji solicitó que, finalmente, le dieran su ansiada "10".
Cuando el director técnico del Coventry anunció que el marroquí iba a lucir su nueva camiseta, un grupo de hinchas protestó airadamente. Es que ya se habían vendido casi 500 casacas con el nombre Hadji y el 11 establecido anteriormente. Pero eran tan grandes las ganas de Mustafá Hadji de quedarse con la 10, que puso de su bolsillo algo así como 30 mil dólares, para devolverle el dinero a cada uno de los hinchas que habían pagado por la vieja casaca, permitiendo liberar al mercado la venta de la flamante "10", con su nombre.

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