En la década del 60, Chile mostró al mundo un notable zaguero: Elías Figueroa, que integrara aquel equipo de Peñarol junto Rocha, Abbadie, Tito Goncálvez y Joya, que imponía su fútbol en Sudamérica.
Al recordar su frustrado ingreso al fútbol argentino, el chileno comentó en alguna oportunidad que “yo estuve con un pie en el fútbol porteño cuando Luis Seijo me quiso llevar a Huracán, y prácticamente con los dos cuando el que se interesó fue Independiente. Con este club ya había realizado, inclusive, la revisión médica, pero los dirigentes llevaron todo a la larga y no terminaban nunca de arreglar con Wanderers de Chile. Y entonces apareció Washington Cataldi: me subió a un taxi y aparecí en la Asociación Uruguaya de Fútbol firmando para Peñarol”.
El histórico dirigente los durmió a todos y terminó quedándose con un jugador que ayudaría a escribir la historia grande de su club.
Al recordar su frustrado ingreso al fútbol argentino, el chileno comentó en alguna oportunidad que “yo estuve con un pie en el fútbol porteño cuando Luis Seijo me quiso llevar a Huracán, y prácticamente con los dos cuando el que se interesó fue Independiente. Con este club ya había realizado, inclusive, la revisión médica, pero los dirigentes llevaron todo a la larga y no terminaban nunca de arreglar con Wanderers de Chile. Y entonces apareció Washington Cataldi: me subió a un taxi y aparecí en la Asociación Uruguaya de Fútbol firmando para Peñarol”.
El histórico dirigente los durmió a todos y terminó quedándose con un jugador que ayudaría a escribir la historia grande de su club.
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