El primer gol en Primera División suele ser algo inolvidable, fundamentalmente para aquellos cuya misión en la cancha es evitarlos antes que convertirlos.
Es el caso del “Negro” Néstor Rolando Clausen, aquel sobrio marcador de punta de Independiente de Avellaneda en las decádas del 80 y del 90.
Su primer gol oficial lo convirtió en 1981 contra Argentinos Juniors, “dejando en el camino a tres defensores y ganándoles con el cuerpo a un cuarto y al arquero Alles”, recuerda el Negro. Pero para él, lo más importante de este tanto fue “que en la platea estaba sentada mi mamá, que era la primera vez que iba a verme jugar”.
Por cierto, un momento inolvidable para todo jugador.
Es el caso del “Negro” Néstor Rolando Clausen, aquel sobrio marcador de punta de Independiente de Avellaneda en las decádas del 80 y del 90.
Su primer gol oficial lo convirtió en 1981 contra Argentinos Juniors, “dejando en el camino a tres defensores y ganándoles con el cuerpo a un cuarto y al arquero Alles”, recuerda el Negro. Pero para él, lo más importante de este tanto fue “que en la platea estaba sentada mi mamá, que era la primera vez que iba a verme jugar”.
Por cierto, un momento inolvidable para todo jugador.
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