6 de octubre de 2008


Cuando yo jugaba al fútbol, siempre era ariete, por convicción y por pasión. Mi posición preferida era delantero centro, muy cerca de la portería rival. El puesto de defensa, central o líbero no era para mí. Había otros con más talento y condiciones que yo. Esto era así sobre todo en un caso concreto. Me refiero a Franz Beckenbauer, quien, como futbolista, contaba con tal talento y habilidad que aún hoy personaliza al líbero perfecto. Franz Beckenbauer era un jugador excepcional, que imprimió su huella en el fútbol durante sus años como profesional. Entendió de una forma distinta este deporte que tantas pasiones despierta en todo el mundo. Beckenbauer dio una nueva dimensión al número 5 y, a partir del líbero clásico, inventó el líbero creador, que interviene de forma activa en el juego ofensivo de su equipo.
Sin duda, Franz Beckenbauer fue en el fútbol un reformador, por decirlo así. Estoy seguro de que, sin su contribución, habría resultado muy difícil traer la Copa Mundial de la FIFA 2006 a Alemania. Fue campeón del mundo como jugador en 1974, campeón del mundo como entrenador en 1990 y el máximo responsable de la organización de la Copa Mundial en 2006.


(GERHARD SCHRÖDER, ex canciller alemán, opinando sobre Franz Beckenbauer)

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