Amadeo Carrizo, uno de los mejores arqueros del fútbol mundial de todos los tiempos comentaba, hace tiempo, en una conversación con Paulo Valentim, cuál era la receta más certera para enfrentar un penal:
"El portero debe quedarse inmóvil. Un día desorienté a Pelé. Fue en Los Ángeles, en un partido River-Santos. Él me miraba fijamente, y yo aquí parado como una estatua. Pelé pateó afuera. Pero en el segundo tiempo, -sigue contando Carrizo-, el árbitro marca otro penal contra nosotros. Entonces, Pelé demostró su malicia. En ningún momento de la jugada me enfrentó con la mirada. Preparó el balón, lo colocó, tomó posición y cabizbajo, sin mirarme, disparó a gol. Yo, ni vi por donde entró. Me levanté y me fui a apretarle la mano: ¡El Negro es un Señor!"
"El portero debe quedarse inmóvil. Un día desorienté a Pelé. Fue en Los Ángeles, en un partido River-Santos. Él me miraba fijamente, y yo aquí parado como una estatua. Pelé pateó afuera. Pero en el segundo tiempo, -sigue contando Carrizo-, el árbitro marca otro penal contra nosotros. Entonces, Pelé demostró su malicia. En ningún momento de la jugada me enfrentó con la mirada. Preparó el balón, lo colocó, tomó posición y cabizbajo, sin mirarme, disparó a gol. Yo, ni vi por donde entró. Me levanté y me fui a apretarle la mano: ¡El Negro es un Señor!"
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