23 de septiembre de 2008

Luis Artime (Argentina)


Fue el símbolo del goleador. El más formidable que yo vi y enfrenté dentro de una cancha. Mejor dicho: que soporté. Para marcarlo se necesitaba una concentración mental superior a la normal y no se podía hacer ninguna concesión física porque era un profesional riguroso. Conocía mejor que nadie sus limitaciones técnicas y nunca se complicaba. Eso hacía difícil encimarlo o anticiparlo. Cuando recibía fuera del área tocaba de primera y adentro del área era todo un drama encontrarlo porque siempre buscaba la espalda del defensor y aparecía para definir, generalmente por el segundo palo. Tenía un pique corto excepcional y una intuición fabulosa. Ponía todos sus sentidos en la jugada calculando dónde podía encontrarse con la pelota en el tiempo exacto. Llegaba junto con ella ganándoles la posición a los defensores y al arquero. Después terminaba la jugada con un solo toque. La metía con cualquier parte del cuerpo.

(extraído del libro “Jugar al fútbol” de Roberto Perfumo, ex jugador de fútbol y psicólogo social, Libros Perfil S.A., 1997)

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