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Entrevista a Alfredo Etchandy


Vitrolita

De chiquilín se pasaba el día pegado a la radio, y por eso se ganó el apodo: el pibe vitrolita, le decían en casa. Conocía los programas más importantes de las principales radios y, siempre que los horarios se lo permitieran, no se perdía uno. Especialmente los deportivos. Con ese rumor de fondo, sobre la alfombra de la abuela desplegaba no sé bien qué artilugios para que, con un poco de imaginación, allí se enfrentaran los primeros equipos de Peñarol y Nacional, o de los que cuadrara. Se sabía las alineaciones de memoria. No sólo las de los equipos uruguayos sino también de los extranjeros que pintaban por el Centenario.
El pibe vitrolita también se devoraba las páginas deportivas de los cinco diarios que se compraban en la casa: de mañana El Día, al mediodía La Tribuna Popular, y al caer la tarde El Plata, Acción y El Diario. Hoy todo ese cúmulo de información almacenada y la que vino después se exhibe los domingos de noche en Canal 5 o en las trasmisiones de Sport 890. El doctor Alfredo Enrique Etchandy Ferrando -55 años, casado, dos hijas- es uno de los históricos del comentario deportivo, con un estilo rebosante de sobriedad que tiene sus adeptos.
Hasta hace pocos días fue presidente del Círculo de Periodistas Deportivos, cargo que ocupó en ocho de los últimos doce años, todo un récord. Escribió cinco libros, enseña periodismo deportivo en el IPEP, fue basquetbolista, es funcionario municipal desde hace 35 años y asegura que si Uruguay va a un Mundial debe ser para salir campeón.

De los periodistas deportivos uruguayos con unos cuantos años en la actividad, usted quizás sea el único que se recibió de tal.

De aquella época (año 1970), compañeros del curso, estaban Humberto García, Hugo Peyre, Daniel Ordóñez y algunos más.

Durante mucho tiempo se decía que para ser periodista deportivo en Uruguay había que ser abogado. Usted lo es. ¿Es casualidad esto o tiene algo que ver?

No sé si tiene algo que ver, pero hay muchos periodistas deportivos que son abogados. La mayoría son más periodistas que abogados. Yo digo que siempre fui periodista deportivo y me hice abogado porque el periodismo no me alcanzaba para vivir.

¿Ejerce la abogacía?

Durante algún tiempo ejercí en forma particular, incluso estuve instalado con algunos amigos. Actualmente no ejerzo, pero trabajo sí como abogado en la Intendencia. Soy funcionario municipal desde 1971. Empecé en la parte de Ingresos Comerciales y después trabajé durante muchos años en la parte de recaudación de Espectáculos Públicos. Era el que liquidaba los impuestos de los cines y los bailes. Y después pasé a la tarea de inspección; iba a inspeccionar los cines y los bailes los sábados de noche.

Quizás sea por esa tendencia a generalizar que tenemos los uruguayos, pero los inspectores de la Intendencia no gozan de muy buena reputación.

No, yo creo que no es así. En todas las tareas siempre hay gente buena, mala o regular.

¿El periodismo es hoy su principal fuente de ingresos?

He tenido mejores momentos. Hubo etapas en las que trabajé en los tres medios (prensa, radio y televisión) a la vez. Ahora en alguna medida también lo hago, aunque con menor actividad. También me dediqué a escribir, hice cinco libros relacionados con el deporte.

¿Cuál de ellos tuvo mayor repercusión?

“Memorias de la pelota”, que creo de alguna manera condensa todo lo que tiene que ver con la historia del fútbol uruguayo. Son más de 250 historias pequeñas: los triunfos, los campeonatos sudamericanos y también cosas como el día que se cayó el arco en el Tróccoli, o el día en que en un equipo jugaron todos parientes, integrantes de la familia Dorado y el equipo se llamaba Dorado. Cosas que han pasado en el fútbol uruguayo: cuando se inició la B, cuando se inició la Intermedia, cuando se usó por primera vez la camiseta celeste.

¿De dónde saca toda esa información?

Siempre me gustó leer mucho, y también escuchar mucho. Y de mi tío y de gente mayor que me contaba cosas fui recogiendo. Además, a cada lugar donde voy y hay una librería, entro. Y donde encuentro algo relacionado con el deporte, me lo compro. La verdad es que tengo muchas cosas.

Pero hechos como por ejemplo la caída de un arco del estadio Tróccoli no están en los libros. ¿Cómo reconstruye esas anécdotas?

Bueno, en ese caso me acordaba del hecho y más o menos por la fecha lo fui a buscar en los diarios. Para el libro Doce años de ausencia, que se refiere al período entre 1990 y 2002, me leí todos los diarios de esos doce años, día por día. Los iba mirando y buscando títulos que fueran importantes para el tema. Lo sacaba y con eso fui construyendo toda la historia del libro.

¿Cuánto tiempo le llevó esa tarea?

Ah, varios meses. Pero no leía todo, obviamente. Iba a la parte deportiva y buscaba los títulos y ahí seleccionaba lo que me podía servir. O buscaba por las fechas algún hecho que yo me acordaba que había sucedido.

¿Cuántos años fue presidente del Círculo de Periodistas Deportivos?

De los últimos doce años, fui ocho Presidente. En la historia del Círculo, que se inició en 1942, ha habido veinte presidentes. Tengo el honor de haber sido el que estuvo más tiempo como presidente. Como dirigente tengo más, casi veinte años.

¿Un día de Alfredo Etchandy gira en torno al deporte?

No. Antes sí. No digo que me vaya aburriendo, pero Yo pienso que el mejor deporte que hay es el básquetbol: el más lindo, el más emocionante, el que genera más posibilidades en cuanto a la parte táctica. Además, es el que tiene al espectador más en tensión. Un final tanto a tanto en el básquetbol es inigualable. Y si tengo que elegir el deporte más lindo, hoy es el básquetbol. Sobre fútbol, gozo más charlando del pasado que del presente.

¿El pasado glorioso del fútbol uruguayo no condiciona de alguna manera este presente lastimoso?

No, no creo.

Dicho de otra forma, ¿ese pasado no nos impide tener la humildad necesaria para reconocer lo poco que somos hoy y trabajar para mejorar?

Lo que pasa es que los que han llegado a lo máximo después solamente se alegran con lo máximo otra vez. Cuando Uruguay va a un campeonato sudamericano, va a salir campeón. Si no, no queda en la historia. Si va a un campeonato del mundo va para salir campeón, no para competir. En Uruguay se festejan los aniversarios de cuando salió campeón. Se festeja la final de Maracaná porque ganó, si la hubiera perdido no se festejaba. De los primeros diez campeonatos sudamericanos juveniles, Uruguay ganó siete. De los últimos cuarenta no ganó ninguno.

¿Qué explica, según su criterio, el derrumbe?

Hoy vivimos con generaciones de futbolistas que no son ganadoras. Se me dirá que es más difícil hoy ser campeón del mundo; bueno sí, es más difícil. El dinero juega de otra manera. En el 30, el mundo estaba muerto por la depresión y la caída de Wall Street del año 29. El gobierno uruguayo votó 300 mil pesos para que Uruguay le pagara los pasajes a los que venían a jugar, y les dieron viáticos durante toda la travesía a los que venían de Europa y todo el tiempo que estaban acá. Eso lo pagaba Uruguay, el gobierno uruguayo. En el año 30, con una población mucho menor que la que tiene ahora, el país importó quince mil automóviles. El peso uruguayo valía más que el dólar. Era naturalmente una situación distinta, este era un país muy importante no sólo en el deporte. No tenía la cara hacia América y hacia los indios porque no tenía indios, era un país que miraba a Europa. Miraba la cultura francesa.

No es muy conocida esa historia de los pasajes. Seguramente muchos no habrían venido de no haber sido así.

Bélgica y Francia, por ejemplo, les pagaron a sus jugadores pasajes de segunda y la diferencia se las dieron a las delegaciones. El Estadio Centenario se construyó en seis meses y costó un millón y medio de pesos uruguayos, que era poco más de un millón y medio de dólares. Y hoy, para hacer el campeonato del mundo, Alemania invirtió cuatro mil millones de euros. Pero calculó que esa inversión le iba a aportar diez mil millones en turismo y gente que fue y sigue yendo a dejar su plata en el país. Eso demuestra que hoy el fútbol es sólo un soporte para un negocio económico: el de la FIFA por un lado y el del país organizador de un campeonato del mundo, que en un mes gana mucho dinero. Alemania, en un mes, ganó más que la deuda externa uruguaya.

¿Los uruguayos podemos soñar con volver a tener un Mundial acá, aunque sea en el Mercosur?

Es difícil que la FIFA acepte que un mundial lo hagan varios países juntos, como lo hicieron Japón y Corea. Se llegó a esa solución en ese caso porque había otros problemas en el medio y ninguno quería perder.

Tiene dos hijas, ¿cómo hacen tres mujeres en su casa para tolerar su pasión por el deporte?

Mi mujer viene de una familia donde prácticamente el deporte era una cosa separada, de la que no se ocupaban. Y mis hijas tampoco salieron muy deportistas; una de ellas se interesa un poco más, pero no es tampoco una gran aficionada. Así que el tema deportivo en mi casa casi no existe.

¿Es un hombre de Tenfield?

No. No. Nunca trabajé en Tenfield ni nunca me vinieron a buscar. Estoy en contra de muchas de las cosas de Tenfield. Directamente nunca estoy a priori en contra de nada, pero cuando tengo que criticar, critico y cuando tengo que tomar otra posición también la tomo.

¿Hay periodistas comprados?

No, hay periodistas que trabajan en Tenfield. Voy a hablar por mí: para ejercer la profesión de periodista se requieren dos cosas irrenunciables: libertad e independencia. Libertad para elegir cualquier tema e independencia para tratarlo sin ninguna presión.

¿Siempre ha podido hacerlo así?

Desde que trabajo en esto, dos o tres veces tuve el problema de que me dijeran che, no podés decir eso, pero siempre me ampararon a la larga las autoridades del medio en el que trabajaba. Por eso, a esta altura de mi vida, digo lo que quiero. Absolutamente lo que quiero; el día que no lo pueda hacer me voy para mi casa.

¿Hay periodistas que adecuan su discurso a lo que la empresa les pide?

No. Creo que a algunos, la empresa no les pide nada. Entienden que deben defenderla y yo no los juzgo. Yo me siento liberado absolutamente para decir lo que quiero. A esta altura soy más un periodista de opinión que de información, y opino lo que me dicta mi conciencia. Y al único que le rindo cuentas es a ella.

Pablo Bengoechea dijo en esta sección que los periodistas deportivos están informados pero saben en general poco de fútbol. ¿Qué opina?

Y, es verdad lo que dice. Hay muchos periodistas que saben y otros que no saben tanto. Pero, ¿quién puede decir éste sabe y éste no? ¿De qué hay que saber para opinar de fútbol? Para comentar no hay que ser entrenador. Yo soy entrenador de básquetbol; dirigí equipos de básquetbol. Y tampoco hay que haber sido futbolista para opinar sobre fútbol; yo jugué como todos los uruguayos. No era un patadura pero tampoco un fenómeno. Si no, hubiera sido futbolista.

Usted trabaja con Sergio Gorzy desde hace muchos años. El hecho de que usted fuera presidente del Círculo de Periodistas Deportivos, entidad que expulsó a Gorzy de sus filas, ¿no le generó ninguna incomodidad?

No. Eso en todo caso habla bien de él, porque siendo mi patrón en alguno de los medios donde he trabajado nunca tuve problemas. Y el día que tuve que estar contra él por los temas gremiales lo estuve. Discrepo con él en muchísimas cosas que hacen al deporte y a la forma de encarar la actividad periodística. Sin embargo, tengo buena relación. Y él, siendo en algunos casos patrón mío, nunca impidió que dijera lo que quisiera decir.

¿Atilio Garrido o Sánchez Padilla?

Cada uno en lo suyo. Garrido me llevó a El Diario de la noche y trabajé con él. Era una máquina de trabajar y una persona muy inteligente. No comparto alguna de sus actividades periodísticas pero tengo por él un respeto importante. Con Sánchez Padilla nunca he trabajado pero tengo una correcta relación.

¿Lleva la cuenta de los países que ha conocido por su actividad?

Sí. Conozco cincuenta y ocho países. Algunos por el fútbol y otros por otras actividades periodísticas.

¿A qué lugar no volvería?

(Piensa) En realidad a la mayoría de los lugares que fui, volvería. De repente a algún lugar de Asia o África que ya conozco, no volvería. Si tengo que elegir un continente para volver siempre, elijo Europa.

¿Cuál es la ciudad más linda del mundo?

Hay muchas. A mí me gusta mucho Madrid. París y Londres tienen su encanto, pero me encanta Viena, y también Florencia. Hay muchas más, la lista sería infinita.

¿Y de América?

De América, Buenos Aires es la gran ciudad, con un encanto especial.

¿Es cierto eso de que a Uruguay se lo conoce en muchos lugares por el fútbol?

Sí, ha sido uno de los principales embajadores que ha tenido Uruguay en la historia. Recuerdo que una vez venía de un Campeonato del Mundo Juvenil y tuve contacto con un periodista de Sierra Leona. Entonces, cuando le dije que era de Uruguay, lo primero que dijo fue: Venancio Ramos.

¿Le ha pasado muchas veces el tener que explicar qué es Uruguay?

Ah, muchas veces. O de escuchar algún disparate. Una vez, un periodista de Guinea Ecuatorial me preguntó si Uruguay tenía límite con Inglaterra. Y cosas de esas, muchas veces. También he encontrado mucha gente que conocía hasta la historia del Uruguay.

¿Hay algún caso que le haya sorprendido especialmente en ese sentido?

Sí. El encargado de relaciones públicas de la UEFA, con quien estuve en un congreso en Cartagena de Indias, conocía de la historia del Uruguay absolutamente todo. Incluso cosas menores. Me empezó a hablar de la Guerra Grande con lujo de detalles y de otros hechos, realmente era para sacarse el sombrero.

¿El gobierno debería intervenir el fútbol?

El gobierno tiene la obligación de intervenir en temas del deporte; tiene un Ministerio de Deporte y tiene un Ministerio de Educación y Cultura que es el que da las personerías jurídicas. Y las instituciones deportivas son personas jurídicas y el gobierno ejerce la policía jurídica de esas personas. Si no se cumple con las reglas, el gobierno tiene la obligación de intervenir. El Ministerio de Deportes tiene las competencias que tenía la Comisión Nacional de Educación Física, entiende en los gerenciamientos, las drogas en el deporte, y en lo que impone la ley 14.996: el tema de los derechos de los deportistas.

¿Los llamados derechos federativos?

Los derechos son uno solo. Quienes quieren hacer trampas a la ley hablan de derechos económicos y derechos federativos, pero no hay ninguna norma en el Uruguay ni en la FIFA que separe estos derechos. Y la ley 14.996 establece que ninguna persona física o jurídica que no esté afiliada a una federación deportiva puede ser dueña de esos derechos del deportista.

¿Por qué cree que nadie hace nada al respecto?

La ley es de 1980 pero lamentablemente no se aplica. Prevé sanciones a la violación de la normativa: se debe sancionar a las instituciones que participan de esas violaciones. Y la AUF nunca hizo nada. Subsidiariamente, si no lo hace la asociación respectiva, lo debe hacer la Comisión Nacional o el Ministerio de Turismo y Deporte. No lo digo yo, lo dice la ley. Se sigue haciendo lo mismo y yo digo que el principal problema del fútbol uruguayo es ése.

¿Por qué?

Porque desde que se implantó el Impuesto a las Transferencias, el fútbol uruguayo negoció más de 340 millones de dólares y pagó impuestos por una cifra similar, y a los clubes ha ingresado dinero nada más que el 15 por ciento de ese dinero. Por lo tanto hay contratistas muy ricos y clubes muy pobres.

¿Sería bueno que Tenfield se fuera del fútbol uruguayo?

En todos los países del mundo la televisión está y da grandes ganancias. Lo que está mal es que exista un monopolio y que los contratos sean tan grandes, y que haya normas que vayan totalmente en contra de esos contratos. No es culpa de Tenfield, que hizo un negocio comercial con un fin de lucro. Los culpables son los clubes que lo votaron y los dirigentes que lo hicieron posible. En el año 99, los clubes cobraban 20 mil dólares por mes, hoy cobran 154 mil pesos, o sea seis mil dólares. Porque lo que paga Tenfield tiene un tope. La AUF hizo un contrato con Tenfield que seguramente ningún dirigente hubiera firmado para su empresa.

Usted ha admitido públicamente ser hincha de Peñarol. ¿Le ha generado problemas eso?

No, al contrario, creo que me he ganado el respeto con eso.

¿Puede juzgar y opinar con objetividad?

Totalmente. A esta altura de mi vida, los fanatismos quedaron absolutamente de lado. Si hay un partido y juega Peñarol, prefiero que gane Peñarol, pero no por eso voy a cambiar mi comentario.

¿Los hinchas de Nacional son hostiles hacia usted?

Algunos sí, pero la mayoría me respeta más desde que lo dije. Todos los periodistas son hinchas de algún cuadro. En uno de mis libros hice un trabajo particular y me dio que el 60,8 por ciento de los periodistas deportivos uruguayos en actividad son de Peñarol, y que el 30,2 son de Nacional.

¿Un blooper en su actividad?

Muchos. Muchas veces uno dice algo creyendo que no está al aire. En cuanto a las posiciones que defiendo, siempre las medito muy bien. De repente me equivoco o no se comparte, pero eso es parte de la profesión.

(entrevista realizada por el periodista uruguayo Gerardo Tagliaferro y publicado en el portal digital “Crónicas” del 11/09/06)

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