Un jugador, un defensor que ocupa el puesto que yo ocupé, tiene varias posibilidades para marcar al atacante contrario: anticiparlo o achicarle el terreno. Si el delantero tiene visión, panorama y precisión en la pegada, se hace muy difícil anticiparlo. Las posibilidades del defensor se acrecientan cuando se achican los espacios porque ahí es más probable que el delantero se equivoque. Allí el defensor tiene un ochenta por ciento de posibilidades a su favor.
Cuando llegué al fútbol brasileño, me pasé un tiempo largo sin tocar la pelota. Salía a interceptar y quedaba pagando porque el delantero tocaba la pelota en el camino, jugaba a un toque. Me salvó Dreyer, un muchacho argentino que había jugado en River y en Curitiba. Un día me dijo: "Roberto, tírate quince metros atrás". Le hice caso y empecé a jugar de zorro, arriesgando mucho menos. A esa función los brasileños la llaman “la sobra”, es como la viruta de las maderas. En otros lugares la denominan barrido, porque lo que el zaguero hace es barrer la sobra del anticipo perdido por un compañero, aprovechar el roce, el pase mal dado, socorrer al compañero que está luchando por la pelota.
Jugar "de sobra" requiere más inteligencia que despliegue físico. La gente de la tribuna dice: "No corre pero las agarra todas". Y las agarra porque siempre está bien colocado, porqué sabe deducir hacia dónde irá la jugada. Es todo lo contrario del que se la pasa rechazando de chilena y patadas voladoras, de los que hacen acrobacia.
Jugar "de sobra" es defender pensando. Es saber cuál es el momento justo para entrar en acción.
• El defensor central siempre tiene que volver a la base, como los hacen los tenistas después de pegarle a la pelota. Cada vez que el zaguero central termina de intervenir en una jugada que tiene que volver a su zona, porque si se distrae y no lo hace, después llega tarde. Siempre hay que volver rápido y estar listo para defender bien ubicado.
Cuando llegué al fútbol brasileño, me pasé un tiempo largo sin tocar la pelota. Salía a interceptar y quedaba pagando porque el delantero tocaba la pelota en el camino, jugaba a un toque. Me salvó Dreyer, un muchacho argentino que había jugado en River y en Curitiba. Un día me dijo: "Roberto, tírate quince metros atrás". Le hice caso y empecé a jugar de zorro, arriesgando mucho menos. A esa función los brasileños la llaman “la sobra”, es como la viruta de las maderas. En otros lugares la denominan barrido, porque lo que el zaguero hace es barrer la sobra del anticipo perdido por un compañero, aprovechar el roce, el pase mal dado, socorrer al compañero que está luchando por la pelota.
Jugar "de sobra" requiere más inteligencia que despliegue físico. La gente de la tribuna dice: "No corre pero las agarra todas". Y las agarra porque siempre está bien colocado, porqué sabe deducir hacia dónde irá la jugada. Es todo lo contrario del que se la pasa rechazando de chilena y patadas voladoras, de los que hacen acrobacia.
Jugar "de sobra" es defender pensando. Es saber cuál es el momento justo para entrar en acción.
• El defensor central siempre tiene que volver a la base, como los hacen los tenistas después de pegarle a la pelota. Cada vez que el zaguero central termina de intervenir en una jugada que tiene que volver a su zona, porque si se distrae y no lo hace, después llega tarde. Siempre hay que volver rápido y estar listo para defender bien ubicado.
(extraído del libro “Jugar al fútbol” de Roberto Perfumo, ex jugador de fútbol y psicólogo social, Libros Perfil S.A., 1997)
faaa, que buenos consejos y tips para llevar a cabo, recomiendo el libro de alejandro fabbri, "historias negras del futbol", muy bueno tambien. un abrazo desde www.lineadecinco.blogspot.com
ResponderEliminarTambién su libro "Hablemos de fútbol" junto al relator uruguayo Víctor Hugo Morales es muy recomendable.
ResponderEliminarSaludos