15 de abril de 2008

Un sentimiento hecho poesía al Quilmes Atlético Club (Abel Cavagnolo - Argentina)


Mi viejo Quilmes querido
hoy que cumplís ciento diez
estoy con vos, ya lo ves
porque en mi alma no hay olvido.

Con el "cuore" estremecido,
llevándote en mis entrañas
recuerdo tantas campañas
de delirante alborozo
que nos llenaron de gozo
por tan gloriosas hazañas.

Decano del balompié
Quilmes Atlético Club,
la ciudad dice -¡Salud!
aplaudiéndote de pie.

Es un símbolo de fe
tu divisa azul y blanca
y en medio de esa esperanza
mis sueños te consagré.

Cancha de Guido y Sarmiento
aún estás en mi memoria
recordándome la historia
que aletea en mis pensamientos.

Todo se ha llevado el viento:
El progreso no perdona
y lo que más me emociona
es recordar tus tablones
que han perdido sus blasones
para quedar en la "lona".

Fútbol, hockey, natación,
básquet y también raquetas,
cada cual tiene su meta
de consagrarse campeón.

Es clara la situación,
bien limpia la trayectoria
y está orgulloso de gloria
tu azul y blanco pendón.

El tiempo de aquellos días
ha quedado allá en mi infancia,
cuando repleta la cancha
había un solo policía.

El alambrado tenía
del campo a su alrededor
tan solo de un metro de alto
y nada malo ocurría
porque el público tenía
un respeto de señor.

Un galaico uniformado
que la cancha circundaba
dentro del campo rondaba
bien pegado al alambrado.

Las vueltas que se habrá dado
el "botón" en el terreno,
siempre sonriente y sereno
a todos los saludaba,
allí nadie, molestaba
porque el público era bueno.

Si alguno quiere dudar
de mi palabra sincera
hay una buena manera
que lo va a desengañar.
Vaya pues a preguntar
al paladín que yo invoco.
El Sol, diario como pocos
sabe recuerdos guardar
y allí podrán encontrar
de aquel tiempo algunas fotos.

Dejo aquí esta observación
porque quiero retomar
el hilo, que al comenzar
dejé por aclaración
que no ha sido mi intención
desviarme, en realidad
solo fue necesidad
de aclarar mi comentario.
Nunca miento, al contrario
siempre voy con la verdad.

Hoy tenés cancha especial
de metales y hormigón
y siempre mi corazón
te sigue queriendo igual.
Me siento feliz mortal
viendo tus renovaciones,
pero en mis evocaciones,
que adentro llevo guardadas
te juro que me gustaban
aquellos viejos tablones.

Te digo gracias, campeón
en nombre de mi ciudad,
que tengas felicidad
es mi mayor ambición.

Aprovecho la ocasión
con un sentido formal
de mi sentimiento real
que reitero eternamente,
a todos tus dirigentes
un abrazo espiritual.

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