El doctor Roberto “Cacho” Paladino estaba cenando en el restaurante "La Raya" con la gente de Huracán, cuando de repente se acercó un dirigente de AFA. Faltaba poco para el Mundial 74 y el hombre le contó sus inquietudes: “Necesitamos un nueve que se haga sentir. Alguien que preocupe allá arriba, en el área, que la meta...”
Cacho, metido en las necesidades del dirigente sumó su cuota al perfil del jugador deseado: “alguien que arranque de atrás y llegue, y que cuando llegue facture. Un tipo con agilidad, velocidad, olfato de gol...” En el paroxismo de su entusiasmo, el dirigente casi gritó: “¡Eso, justamente eso!”. “Entonces no busque más -lo interrumpió Paladino-, en aquella mesa está justo el hombre que describe. Por lo menos era todo eso hace treinta años, ahora no sé cómo andará...”
Y le señaló al genial paraguayo Arsenio Erico sentado en una mesa cercana.
Desde Ayacucho, Argentina, un humilde homenaje a esa gran protagonista del juego traducido en cuentos, frases y anécdotas.
Sabiamente la definió el viejo maestro Ángel Tulio Zoff, "lo más viejo y a su vez lo más importante del fútbol".
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