4 de febrero de 2008

La final (Luis Carlos Rosales Almaguer - México)


En un pueblo donde el fútbol era la única distracción y pasión de la gente, que en su mayoría era obrera, allí no existían los equipos grandes, solo dos equipos el amarillo y el blanco, el día sábado se jugaría la final entre los 2 equipos de la pequeña tierra, ambos jugaban en 2ª División y el ganador iría a pelear con los grandes en el máximo circuito.
Ambos equipos tenían hinchas que daban la vida y la libertad por su equipo ya se habían registrado muertes por defender su bandera e incontables presos por combates y ataques a los directivos, tal era la desesperación por llegar a la máxima División por primera vez, que el ambiente en lugar de sentirse de fiesta era tenso, exageradamente tenso.
El viernes nadie fue a trabajar, muchos prefirieron no ir por los nervios que sentían antes del gran juego, algunos prefirieron dormir para que el tiempo volara, otros ni siquiera pudieron cerrar los ojos, de apuestas ni hablamos, la gente no podía arreglar apuestas con hinchas del equipo contrario ya que, aunque fueran sus vecinos, no se hablaban. Tal era la pasión en este pueblo.
Las únicas palabras que se dirigían eran después de los clásicos para cargarse uno al otro; cada quien hacia sus apuestas personales o promesas al ser Divino. La que más llamo la atención fue la de Luis, un tipo que era hincha a morir del equipo blanco, hizo una apuesta doble, prometió que si su equipo subía a primera dejaría la droga, el alcohol y el tabaco por el resto de su vida, así como también si su equipo perdía dejaría la vida. Este partido cambiaria la vida de miles de personas.
Llego el sábado. El partido se jugaba en el único estadio de la comunidad y los tickets estaban estrictamente divididos entre dos, era un problema conseguir boleto si no eras socio, aún así hubo sobre ocupo no sabemos si por lo ambicioso de los directivos por sacar más dinero, o por los hinchas que pudieron entrar sin el ansiado boleto.
Por razones de seguridad el partido se jugo a pleno mediodía del sábado, la cancha ardía, estaba a mas de 35 grados, las hinchadas colgaban sus trapos desde las 9 de la mañana y empezaban a retarse con silbidos.
Al salir de su casa rumbo a la cancha Luis se despidió de su esposa e hijo, les dijo que si no volvía era porque su equipo no pudo darle la alegría mas grande de su vida y si volvía regresaría totalmente renovado, ese día el muchacho no probó gota de alcohol.
El gran partido comenzó, las hinchadas no dejaban de alentar, de brincar, era un espectáculo para todo aquel que no fuera hincha de estos equipos, pero un sufrimiento en cada llegada, en cada tiro al arco para los participantes.
El partido se encontraba 0-0 en tiempo de reposición, cuando un jugador del equipo amarillo se inventó una falta en el área rival, y el referee se la comió todita, marcó el penalti, la hinchada del blanco quedó callada, la del amarillo brincaba de alegría.
Luis se paró en la parte alta de la tribuna se envolvió en su bandera, el árbitro pitó y el jugador del amarillo anotó, era algarabía por parte de esta hinchada y un dolor en la banda del cuadro blanco; mientras Luis dejaba caer su cuerpo por lo alto del estadio, el referee sorprendentemente ordenó repetir el tiro penal por invasión de cancha del equipo que cobraba la pena máxima, demasiado tarde para Luis, el amarillo falló el penalti, y el equipo blanco se consagró con el ansiado campeonato en el tiempo extra…

(Un gracias enorme a Luis Carlos Rosales Almaguer por remitirme este cuento para compartirlo con todos ustedes. Gracias Luis!!)

4 comentarios:

  1. HOLA!!!! ME HA GUSTADO TU BLOG Y ME GUSTARIA HACER UN INTERCAMBIO DE LINKS, YO YA TE HE LINKEADO

    UN ABRAZO!!!!!!!!

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  2. Gracias por tus palabras Juanpa. Solo pasame la dirección del tuyo así yo también lo hago.
    Un abrazo!!

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  3. QUIERO DECIR QUE EL PERIODISMO DEPORTIVO POR DESGRACIA SE ACERCA MUY A MENUDO AL PERIODISMO DEL CORAZÓN Y ENTONCES ES CUANDO EL DEPORTE PIERDE SU AUTENTICO VALOR.

    UN SALUDO!!!!!!!

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  4. Juanpa, ya hice el enlace a tu blog, que está muy bueno y es muy recomendable por cierto.
    Un abrazo!

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