"Avisen a los muchachos que esta noche juega el Trinche", se corría de voz en voz para ir a ver a Felipe Tomás Carlovich, aquel 5 que hizo de Central Córdoba de Rosario su casa.
Con reminiscencias del "Loco" Houseman o de Oreste Corbatta, en la forma amateur de sentir y practicar el fútbol, el "Trinche" Carlovich dejó bien sentada su clase con caños, sombreros, rabonas y la clase que tanto escasea en las canchas del ascenso. No le temía a los violentos que intimidaban los vestuarios, y su fútbol era tan lírico como rústico
Con tamañas condiciones, ¿por qué no llegó al fútbol grande? Sus detractores hablarán de su poco apego al entrenamiento, sus excesos con el alcohol y su irresponsabilidad fuera de una cancha. Dejemos que él lo defina: "Llegar. ¿Qué es llegar? La verdad es que yo no tuve otra ambición más que la de jugar a la pelota. Y, sobre todo, de no alejarme mucho de mi barrio, de la casa de mis viejos, de mis mejores amigos. Además, yo soy una persona solitaria. Cuando jugaba en Central Córdoba, si podía, prefería cambiarme solo, en la utilería en lugar del vestuario. Y no se trata de no tener buena voluntad o ser agrandado, solo me gusta estar tranquilo".
Proveniente de Yugoslavia en los inicios de la década del '30, Mario Carlovich, decidió instalarse en el barrio Belgrano de Rosario y trabajar allí como plomero, arreglando o destapando cañerías. Allí Mario formó su familia, se casó y tuvo siete hijos. El último, "Tomasito", fue quién llevó ese apellido a la leyenda....
Aquel niño nacido un 20 de abril de 1949 y que jugaba en los descampados de su barrio fue descubierto enseguida y lo llevaron a las inferiores de Rosario Central pero su máximo potencial lo consiguió en el Central Córdoba de la misma ciudad, entre la década del '70 y su retiro definitivo en 1986, con cuatro pasos distintos por la entidad.
Con Central Córdoba consiguió el ascenso de 1973 (uno de los equipos que mejor fútbol vio la ciudad) y el ascenso de 1982. Pero en 1972, el conjunto charrúa perdió veinte puntos y la imposibilidad de jugar como local en Rosario y en un radio de setenta kilómetros: Jugando en San Nicolás de los Arroyos y reventando las recaudaciones, Central Córdoba hizo una de las mejores campañas de su historia, surgiendo para el periodismo especializado, el "Trinche" Carlovich, el ídolo del Barrio Tablada.
Dijeron de él
César Luis Menotti: "Carlovich fue uno de esos pibes de barrio que, desde que nacen, tienen como único juguete la pelota. Entre él y la pelota había una relación muy fuerte. La técnica que tenía lo convertía en un jugador completamente diferente. Era impresionante verlo acariciar la pelota, tocar, gambetear... Claro que, al mismo tiempo, durante su carrera no encontró reservas físicas que sostuvieran todas las condiciones técnicas que tenía.
Además, desafortunadamente, tampoco tuvo a nadie que lo acompañara y lo comprendiera. Es una pena, porque Carlovich estaba llamado a ser uno de los jugadores más importantes del fútbol argentino. Me acuerdo que lo vi jugar en un combinado de Rosario contra la Selección Argentina y fue el mejor hombre de la cancha. Y eso que, entre otros, había monstruos como Miguel Brindisi. Verlo era un deleite. Después no sé qué le pasó. Tal vez lo aburría el fútbol profesional. A él le gustaba divertirse y no se sentía a gusto con algunos compromisos".
Roberto Fontanarrosa: "El Trinche era un fenómeno. Hacía cosas que nadie esperaba. Era habilísimo y le pegaba a la pelota, además de fuerte, con una variedad de golpes fabulosa. Anticipó cosas que después se le vieron a Borghi. Carlovich era un atorrante; cuando jugaba en las inferiores de Central, Ignomiriello tenía que ir a buscarlo a la casa para que fuera a entrenar. Coincido con los que dicen que fue uno de los mejores jugadores argentinos."
Aldo Pedro Poy: "No entiendo por qué no llegó a jugar en algún club importante. Tenía unas condiciones técnicas extraordinarias. Era medio lento, pero muy hábil. Y guapo. Todavía no vi otro cinco como él. Aquel partido de la Selección con el combinado de Rosario, en el que yo jugué para la Selección, Carlovich la rompió. No lo podíamos parar, ni a él ni a sus compañeros. Nos ganaron 3 a 1 porque pararon la máquina y al "Trinche" lo sacaron a los 15' del segundo tiempo, si no..."
Ubaldo Matildo Fillol:"Descubrí a Carlovich en un amistoso de la Selección Argentina que se preparaba para el Mundial de Alemania -y que yo también integraba- contra un combinado rosarino. Ese día la descosió. Tenía un dominio de la pelota y un panorama increíbles. Fue el mejor cinco que vi en mi vida."
Eduardo Quinto Pagés (arquero, ex compañero en Central Córdoba): Yo en Central Córdoba tengo la valla menos vencida de su historia, 606 minutos. Tenía una defensa fantástica, pero ¿quién nos iba a hacer goles? ¡Si estábamos siempre en el arco de los contrarios! Nos llevaba el Trinche para allá… Entonces, yo tengo que pensar que eso que tengo es gracias a él.
Yo salí campeón con Central Córdoba y salí campeón porque el Trinche estaba en el equipo nuestro.
Carlos Timoteo Griguol:"Carlovich tenía condiciones técnicas únicas. Al marcarlo, el tipo desaparecía por cualquier lado y con él desaparecía el balón".
Juan Carlos Montes: “Era de esos jugadores líricos que ya no se encuentran, le gustaba más jugar que ser profesional. Tenía todo para ser un gran jugador, pero lamentablemente no se dedicó”.
Enrique Wolff: “Un jugador de potrero, era de esos jugadores que tenían tierrita en los bolsillos. Tenía mucha personalidad, mucha técnica, y un gran dominio del balón”.
Alfredo Obberti: “Cuando agarraba la pelota era muy difícil sacársela, hoy no hay con quién compararlo. Los entrenadores y todo el mundo sabía como jugaba, pero él te colmaba la paciencia”.
Carlos Aimar: “Tenía movimientos que iban en contra de la ley de gravedad, lo veías y decías: ¿cómo hace eso? Cuando era joven, pensábamos que iba a tener una proyección muy importante”.
Mario Killer: “Si no jugó mucho tiempo en primera división fue porque él no quiso. El Trinche se divertía, no le interesaba tener un compromiso o una presión”.
Darío Grandinetti: “Típico jugador de barrio con calles de tierra, un Fernando Redondo, pero más elegante. Recuerdo una zurda mágica, te hacía un caño y te esperaba para hacértelo de nuevo”.
Eduardo Vega*: “Tomás era un jugador bárbaro. Era un placer para la vista verlo con la pelota en los pies, a pesar de su físico grande, tenía una técnica y una habilidad impresionantes. Con su zurda hacía cosas que no se las vi hacer a nadie, y además tenía una pegada bárbara.
Muchos decían que era un loco, pero lo que pasa es que era de carácter introvertido, vivía en su mundo, pero hablaba con la pelota en los pies. Lo que me impresionaba de él era que aunque le tiraras una pelota complicada, no tenía problemas en pararla y dejarla bajo la suela en un sólo movimiento, ¡y los caños que hacía!
En Colón no tuvo continuidad, es que ese año había un equipo que jugaba de memoria, por eso Urriolabeitia no le daba la oportunidad, y entonces él no entrenaba como debía. Me acuerdo que entró de titular en un partido contra Huracán en Buenos Aires y a los 15 minutos se desgarró, pero porque no estaba bien entrenado. Hoy en día no hay un jugador con la técnica que tenía Carlovich”.
*Ex médico de Colón de Santa Fe, jugó con Carlovich en 1977
Mario Nicasio Zanabria:"Carlovich era el mejor resumen del potrero. Era zurdo, pateaba tiros libres, tiraba caños dobles, sombreros dobles, la pisaba de acá para allá, no se la podían sacar. Era desfachatado y pachorriento. Jugaba como si estuviera en el patio de su casa. Creo que nunca fue figura porque no le interesaba crecer profesionalmente y detestaba la alta competencia."
José Néstor Pekerman: "Tenía mucha elegancia y habilidad, era un artista encerrado en una jaula. Al Trinche le interesaba más disfrutar del juego que otra cosa. El mejor cinco que vi en mi vida, lo incluyo en mi once ideal".
Pero quizás quien mejor resumió en palabras la leyenda que se tejió en torno al “Trinche" fueron las de Diego Maradona. Según cuentan, cuando llegó a Rosario para jugar en Newell’s, un periodista le confesó el orgullo por recibir en Rosario “al mejor jugador”. El “Diez”, rápido como siempre, contestó: "El mejor jugador ya jugó en Rosario y es el "Trinche" Carlovich...
Frases
* Es cierto que me sentaba en la pelota durante el partido. Pero no era una provocación. Por ahí ellos no presionaban y yo estaba un poco cansado.
* Una vez me vinieron a buscar del Cosmos de Pelé. Estaba todo listo y se cayó. Después pasó lo mismo cuando estaba por ir a Francia. Igual, siempre disfruté de estar cerca de mi casa y jugando al fútbol.
* A mí me sigue sorprendiendo la gente. En todos lados. La otra vez estuve en Mendoza que hace veinte años que no iba y salían de los negocios, en el restaurante que comía cuando jugaba allá me tenían la mesa reservada, había tres mil personas en el estadio. No es fácil todo eso. O por ahí viene un pibe que nunca te vio jugar, porque ni siquiera hay videos y te dice que sos su ídolo porque andá a saber lo que le contó el padre o el tío.
* Los jugadores de la Selección Argentina se habían puesto nerviosos. Nos insultaban porque no les salían las cosas. Pero esos partidos son especiales. Capaz que jugás 200 y perdés todos. Aunque esa vez les ganamos 3 a 1.
* En Central Córdoba me daban premio por los caños.
* Con lo del fútbol espectáculo y todas esas cosas, me di el gusto de jugar con todos. Menos con ‘el Diego’. Jugué con Alonso, Bochini, Kempes, Fillol, con todos. Y de los de ahora me gustaría jugar con Pablo Bezombe. Me divierte, tiene calidad. No toca la pelota, la acaricia. Por él volví a la cancha. ¡En serio! Hace mucho que no iba y ahora voy todos los sábados. Me gustan los jugadores distintos y, lamentablemente, si antes eran diez buenos y alguno regular, ahora con suerte ves a uno o dos que jueguen lindo. Y encima al que tira un caño lo levantan por el aire… ¿qué es eso?”.
* Mi principal virtud era querer la pelota a cada rato. Si no la tenía me desesperaba.
* En Rosario Central sólo me pusieron en un partido de Primera, contra Los Andes. Pero en esa época no había lugar para mí. Era el final de los años sesenta y el técnico Miguel Ignomiriello prefería a otro tipo de jugador. Así que me fui a Central Córdoba.
* Acá en Rosario, se han inventado un montón de cosas acerca de mí. Pero no son verdad... A los rosarinos les gusta contar cuentos. Algún caño de ida y vuelta habré hecho, pero no es para tanto.
* Nunca me gustó cafetear en los bares o ir a los bailes… La única diversión mía siempre fue jugar a la pelota.
* Central Córdoba es lo más grande que me dio la vida.
* El otro día fui a la casa de un amigo que la hermana le había traído unos botines y una pelota de Estados Unidos. Los botines pesaban menos que cien gramos de mortadela (risas) una cosa de locos, le podías sacar la suela y qué sé yo. Me dijo que son los que usa Beckham, y lo que no entiendo es cómo alguien le puede pegar mal a una pelota con semejantes zapatos. Y un muchacho, que se operó las dos piernas, me contó que ya jugó dos partidos y yo no lo podía creer. Cuando pueda, me voy a operar la otra cadera y te aseguro que si puedo volver a jugar, aunque sea un ratito, me vuelvo loco. Creo que no aguantaría la emoción, ¡si hace como diez años que no toco una pelota! Bah, ese día, en la casa de éste amigo, la agarré un cachito, ¿viste? Pero no soy arquero, yo la tengo que tocar con los pies. El tacto yo lo tengo en el pie…
Anécdotas
La leyenda sobre el Trinche se afianza el 17 de Abril del 74, junto con un combinado rosarino -él era el único que no pertenecía ni a Rosario Central (Mario Kempes, era uno de los 5 jugadores de Rosario Central), ni a Newell's Old Boys (Mario Zanabria uno de los 5 que pertenecían a los leprosos), humilló a la Selección de Enrique Omar Sívori que se preparaba de cara al Mundial de Alemania 1974: "Fue raro. Ganamos 3-1 y nos salieron todas. Algunos hasta nos pedían que paremos un poco. Pero de 100 partidos de ésos, ganás uno. Por suerte lo jugué", Allí quedó patentada su jugada, el caño doble: "Tiré un caño y cuando el defensor se dio vuelta le tiré otro. Lo hacía seguido, aunque ese día la cancha se venía abajo. Fue la única vez en mi vida que vi abrazándose a los hinchas de Newell's y los de Central".
"Saquen a ese cinco"
La anécdota de color de aquel partido la brindó el entrenador de la Selección Argentina, Vladislao Cap. Según consignan los medios de la época, en el entretiempo se acercó a sus pares rosarinos para pedir que “saquen a ese cinco”, en referencia a Tomás Felipe Carlovich, a quien sus futbolistas no podían detener. Durante el complemento, Griguol y Montes hicieron caso al pedido y sustituyeron al “Trinche”
Estamos en los años 70. Central Córdoba está por jugar con Los Andes en Lomas de Zamora. Estadio "Eduardo Gallardón". Cuando van a presentar las planillas, Tomás Carlovich no tiene sus documentos, se los olvidó en Rosario. Entonces José Tarilo, dirigente del club local, se para ante la terna arbitral y les pide que lo autoricen igual, que él sale de garante de que ese tipo con los pelos larguísimos, ensortijados y bigotes mostachos es realmente "El Trinche". Y cierra con forma de plegaria el hombre de Los Andes: "Déjelo juez, por favor, es una de las pocas oportunidades que tenemos de verlo jugar en Buenos Aires".
Una vez fuimos a jugar a Buenos Aires contra Estudiantes y me hicieron un agujero en la pierna con tapones de aluminio cuando caminaba sentía "plaf-plaf" (como si los botines tuvieran agua) mire y era toda sangre, viene el médico y le hace la señal de cambio a Ricardo Palma lo miro y le digo "callate..."; agarré me puse una venda y seguí todo el partido.
En Colón de Santa Fe tuve mala suerte, porque las tres veces que me tocó entrar como titular, me lesioné el aductor de la pierna derecha. Y eso que nunca antes había tenido problemas físicos. Como el Vasco Urriolabeitia, que era el entrenador, creía que se trataba de un problema mental, pedí una junta médica. El doctor me hizo bajar los pantalones y cuando me vieron la pierna negra se quedaron mudos. Se dieron cuenta que yo les decía la verdad. A mí me molestó que no me tuvieran confianza y pegué la vuelta al barrio.
Mirá, mis mejores años de fútbol fueron en Mendoza, acá en Central Córdoba también tuve un campeonato parejo, pero en Mendoza fue lo máximo. Es más hace 28 años que deje de jugar en Mendoza y fui hace poco y parece que hubiese estado jugando ayer por el cariño de la gente jamás en la vida me había pasado algo así. Practicábamos en el Parque San Martín y el plantel salía para un lado y yo agarraba la pelota y me iba para un costado y para que… venían los periodistas, allá con el plantel no había nadie, estaban todos conmigo. Me pasaban cosas insólitas, me iba a comer con mi señora a una parrilla y cuando iba a pagar me decían, no señor ya está todo pago, lo mismo cuando me iba a comprar ropa ya está todo pago. Son cosas que nunca me habían pasado y bueno hace poco cuando estuve en Mendoza había gente que todavía se acuerda de mi a pesar que hace 28 años que deje de jugar allá y sabes qué lindo que es eso.
En Mendoza hicieron un combinado y llega el Milán de Italia invicto y jugamos allá en el estadio mundialista “Malvinas Argentinas” y también paso lo mismo le pegamos una milonga…, y te pegaban como locos me querían matar me querían cortar las piernas, y le hice un caño a uno y cuando vuelve le tiro otro, después le hice dos más y el tano me mira y me dice “allá no” como diciendo acá lo podes hacer pero allá no y le digo “pero estamos acá”. Voy a buscar una pelota cerca del córner, solo, no había nadie hice dos pasos y siento “paf” acá arriba (señala la espalda) con las dos piernas, casi me matan estaban enojadísimos, verdes, y le ganamos 4 a 1.
Trinche ¿y la anécdota de la barba? Es cierta. Fue en San Telmo, ¿sabés lo que es jugar ahí? Vinieron a jugar acá y choqué con uno, se me fue la mano y lo corté en la ceja, lo sacaron al jugador, en ese partido Walter Mainonis y yo teníamos barba; y no era por nada pero me afeité y Walter se dejó la barba. Bueno y allá, cuando vamos a jugar la revancha, para entrar a la cancha, te bajás del colectivo y tenés como un pasillo y la hinchada de ellos de un lado y del otro; ¡ay… las cosas que nos decían!, pero le gritaban al Walter porque pensaban que era yo, y me pegaba y me decía Trinche y me puteaba "deciles que sos vos", "callate, callate" le decía yo. La verdad que encontrás de todo, había cada personaje en Central Córdoba…"
Cuenta un ex colaborador Menotti: "El Flaco estaba deslumbrado con Carlovich, pero sabía de su bohemia. Entonces lo llamó para integrar la preselección del interior, para llevarlo de a poco a la mayor. El Trinche se vino para Buenos Aires respondiendo a la convocatoria, pero se colgó pescando en la Costanera ¡y nunca se presentó a jugar!"
Hugo Mémoli, que fue compañero del Trinche en independiente Rivadavia, cuenta. "Jugábamos contra San Martín en su cancha. Tomás se quería ir esa misma tarde para Rosario. Pero si jugaba el partido entero perdía el micro. Así que se hizo expulsar en el primer tiempo. Se bañó y salió corriendo. Fue el mejor jugador que vi, a la altura de Diego y por sobre Francéscoli. Pero no se lo tomaba muy en serio".
Trayectoria
Rosario Central (inferiores) 1965
Sporting Bigand (Santa Fe) 1965 a 1969.
Rosario Central, 1969 (1ª División del fútbol argentino)
Flandria, 1970 (1ª División "C")
Central Córdoba (Rosario) 1971 a 1974 (Campeón en 1973), 1978, 1980 a 1983 (Campeón en 1982, asciende a la divisional "B") y 1986 (en total 236 partidos, 28 goles)
Independiente Rivadavia (Mendoza) 1975-1976
Colón (Santa Fe) 1977
Deportivo Maipú (Mendoza) 1979
Con reminiscencias del "Loco" Houseman o de Oreste Corbatta, en la forma amateur de sentir y practicar el fútbol, el "Trinche" Carlovich dejó bien sentada su clase con caños, sombreros, rabonas y la clase que tanto escasea en las canchas del ascenso. No le temía a los violentos que intimidaban los vestuarios, y su fútbol era tan lírico como rústico
Con tamañas condiciones, ¿por qué no llegó al fútbol grande? Sus detractores hablarán de su poco apego al entrenamiento, sus excesos con el alcohol y su irresponsabilidad fuera de una cancha. Dejemos que él lo defina: "Llegar. ¿Qué es llegar? La verdad es que yo no tuve otra ambición más que la de jugar a la pelota. Y, sobre todo, de no alejarme mucho de mi barrio, de la casa de mis viejos, de mis mejores amigos. Además, yo soy una persona solitaria. Cuando jugaba en Central Córdoba, si podía, prefería cambiarme solo, en la utilería en lugar del vestuario. Y no se trata de no tener buena voluntad o ser agrandado, solo me gusta estar tranquilo".
Proveniente de Yugoslavia en los inicios de la década del '30, Mario Carlovich, decidió instalarse en el barrio Belgrano de Rosario y trabajar allí como plomero, arreglando o destapando cañerías. Allí Mario formó su familia, se casó y tuvo siete hijos. El último, "Tomasito", fue quién llevó ese apellido a la leyenda....
Aquel niño nacido un 20 de abril de 1949 y que jugaba en los descampados de su barrio fue descubierto enseguida y lo llevaron a las inferiores de Rosario Central pero su máximo potencial lo consiguió en el Central Córdoba de la misma ciudad, entre la década del '70 y su retiro definitivo en 1986, con cuatro pasos distintos por la entidad.
Con Central Córdoba consiguió el ascenso de 1973 (uno de los equipos que mejor fútbol vio la ciudad) y el ascenso de 1982. Pero en 1972, el conjunto charrúa perdió veinte puntos y la imposibilidad de jugar como local en Rosario y en un radio de setenta kilómetros: Jugando en San Nicolás de los Arroyos y reventando las recaudaciones, Central Córdoba hizo una de las mejores campañas de su historia, surgiendo para el periodismo especializado, el "Trinche" Carlovich, el ídolo del Barrio Tablada.
Dijeron de él
César Luis Menotti: "Carlovich fue uno de esos pibes de barrio que, desde que nacen, tienen como único juguete la pelota. Entre él y la pelota había una relación muy fuerte. La técnica que tenía lo convertía en un jugador completamente diferente. Era impresionante verlo acariciar la pelota, tocar, gambetear... Claro que, al mismo tiempo, durante su carrera no encontró reservas físicas que sostuvieran todas las condiciones técnicas que tenía.
Además, desafortunadamente, tampoco tuvo a nadie que lo acompañara y lo comprendiera. Es una pena, porque Carlovich estaba llamado a ser uno de los jugadores más importantes del fútbol argentino. Me acuerdo que lo vi jugar en un combinado de Rosario contra la Selección Argentina y fue el mejor hombre de la cancha. Y eso que, entre otros, había monstruos como Miguel Brindisi. Verlo era un deleite. Después no sé qué le pasó. Tal vez lo aburría el fútbol profesional. A él le gustaba divertirse y no se sentía a gusto con algunos compromisos".
Roberto Fontanarrosa: "El Trinche era un fenómeno. Hacía cosas que nadie esperaba. Era habilísimo y le pegaba a la pelota, además de fuerte, con una variedad de golpes fabulosa. Anticipó cosas que después se le vieron a Borghi. Carlovich era un atorrante; cuando jugaba en las inferiores de Central, Ignomiriello tenía que ir a buscarlo a la casa para que fuera a entrenar. Coincido con los que dicen que fue uno de los mejores jugadores argentinos."
Aldo Pedro Poy: "No entiendo por qué no llegó a jugar en algún club importante. Tenía unas condiciones técnicas extraordinarias. Era medio lento, pero muy hábil. Y guapo. Todavía no vi otro cinco como él. Aquel partido de la Selección con el combinado de Rosario, en el que yo jugué para la Selección, Carlovich la rompió. No lo podíamos parar, ni a él ni a sus compañeros. Nos ganaron 3 a 1 porque pararon la máquina y al "Trinche" lo sacaron a los 15' del segundo tiempo, si no..."
Ubaldo Matildo Fillol:"Descubrí a Carlovich en un amistoso de la Selección Argentina que se preparaba para el Mundial de Alemania -y que yo también integraba- contra un combinado rosarino. Ese día la descosió. Tenía un dominio de la pelota y un panorama increíbles. Fue el mejor cinco que vi en mi vida."
Eduardo Quinto Pagés (arquero, ex compañero en Central Córdoba): Yo en Central Córdoba tengo la valla menos vencida de su historia, 606 minutos. Tenía una defensa fantástica, pero ¿quién nos iba a hacer goles? ¡Si estábamos siempre en el arco de los contrarios! Nos llevaba el Trinche para allá… Entonces, yo tengo que pensar que eso que tengo es gracias a él.
Yo salí campeón con Central Córdoba y salí campeón porque el Trinche estaba en el equipo nuestro.
Carlos Timoteo Griguol:"Carlovich tenía condiciones técnicas únicas. Al marcarlo, el tipo desaparecía por cualquier lado y con él desaparecía el balón".
Juan Carlos Montes: “Era de esos jugadores líricos que ya no se encuentran, le gustaba más jugar que ser profesional. Tenía todo para ser un gran jugador, pero lamentablemente no se dedicó”.
Enrique Wolff: “Un jugador de potrero, era de esos jugadores que tenían tierrita en los bolsillos. Tenía mucha personalidad, mucha técnica, y un gran dominio del balón”.
Alfredo Obberti: “Cuando agarraba la pelota era muy difícil sacársela, hoy no hay con quién compararlo. Los entrenadores y todo el mundo sabía como jugaba, pero él te colmaba la paciencia”.
Carlos Aimar: “Tenía movimientos que iban en contra de la ley de gravedad, lo veías y decías: ¿cómo hace eso? Cuando era joven, pensábamos que iba a tener una proyección muy importante”.
Mario Killer: “Si no jugó mucho tiempo en primera división fue porque él no quiso. El Trinche se divertía, no le interesaba tener un compromiso o una presión”.
Darío Grandinetti: “Típico jugador de barrio con calles de tierra, un Fernando Redondo, pero más elegante. Recuerdo una zurda mágica, te hacía un caño y te esperaba para hacértelo de nuevo”.
Eduardo Vega*: “Tomás era un jugador bárbaro. Era un placer para la vista verlo con la pelota en los pies, a pesar de su físico grande, tenía una técnica y una habilidad impresionantes. Con su zurda hacía cosas que no se las vi hacer a nadie, y además tenía una pegada bárbara.
Muchos decían que era un loco, pero lo que pasa es que era de carácter introvertido, vivía en su mundo, pero hablaba con la pelota en los pies. Lo que me impresionaba de él era que aunque le tiraras una pelota complicada, no tenía problemas en pararla y dejarla bajo la suela en un sólo movimiento, ¡y los caños que hacía!
En Colón no tuvo continuidad, es que ese año había un equipo que jugaba de memoria, por eso Urriolabeitia no le daba la oportunidad, y entonces él no entrenaba como debía. Me acuerdo que entró de titular en un partido contra Huracán en Buenos Aires y a los 15 minutos se desgarró, pero porque no estaba bien entrenado. Hoy en día no hay un jugador con la técnica que tenía Carlovich”.
*Ex médico de Colón de Santa Fe, jugó con Carlovich en 1977
Mario Nicasio Zanabria:"Carlovich era el mejor resumen del potrero. Era zurdo, pateaba tiros libres, tiraba caños dobles, sombreros dobles, la pisaba de acá para allá, no se la podían sacar. Era desfachatado y pachorriento. Jugaba como si estuviera en el patio de su casa. Creo que nunca fue figura porque no le interesaba crecer profesionalmente y detestaba la alta competencia."
José Néstor Pekerman: "Tenía mucha elegancia y habilidad, era un artista encerrado en una jaula. Al Trinche le interesaba más disfrutar del juego que otra cosa. El mejor cinco que vi en mi vida, lo incluyo en mi once ideal".
Pero quizás quien mejor resumió en palabras la leyenda que se tejió en torno al “Trinche" fueron las de Diego Maradona. Según cuentan, cuando llegó a Rosario para jugar en Newell’s, un periodista le confesó el orgullo por recibir en Rosario “al mejor jugador”. El “Diez”, rápido como siempre, contestó: "El mejor jugador ya jugó en Rosario y es el "Trinche" Carlovich...
Frases
* Es cierto que me sentaba en la pelota durante el partido. Pero no era una provocación. Por ahí ellos no presionaban y yo estaba un poco cansado.
* Una vez me vinieron a buscar del Cosmos de Pelé. Estaba todo listo y se cayó. Después pasó lo mismo cuando estaba por ir a Francia. Igual, siempre disfruté de estar cerca de mi casa y jugando al fútbol.
* A mí me sigue sorprendiendo la gente. En todos lados. La otra vez estuve en Mendoza que hace veinte años que no iba y salían de los negocios, en el restaurante que comía cuando jugaba allá me tenían la mesa reservada, había tres mil personas en el estadio. No es fácil todo eso. O por ahí viene un pibe que nunca te vio jugar, porque ni siquiera hay videos y te dice que sos su ídolo porque andá a saber lo que le contó el padre o el tío.
* Los jugadores de la Selección Argentina se habían puesto nerviosos. Nos insultaban porque no les salían las cosas. Pero esos partidos son especiales. Capaz que jugás 200 y perdés todos. Aunque esa vez les ganamos 3 a 1.
* En Central Córdoba me daban premio por los caños.
* Con lo del fútbol espectáculo y todas esas cosas, me di el gusto de jugar con todos. Menos con ‘el Diego’. Jugué con Alonso, Bochini, Kempes, Fillol, con todos. Y de los de ahora me gustaría jugar con Pablo Bezombe. Me divierte, tiene calidad. No toca la pelota, la acaricia. Por él volví a la cancha. ¡En serio! Hace mucho que no iba y ahora voy todos los sábados. Me gustan los jugadores distintos y, lamentablemente, si antes eran diez buenos y alguno regular, ahora con suerte ves a uno o dos que jueguen lindo. Y encima al que tira un caño lo levantan por el aire… ¿qué es eso?”.
* Mi principal virtud era querer la pelota a cada rato. Si no la tenía me desesperaba.
* En Rosario Central sólo me pusieron en un partido de Primera, contra Los Andes. Pero en esa época no había lugar para mí. Era el final de los años sesenta y el técnico Miguel Ignomiriello prefería a otro tipo de jugador. Así que me fui a Central Córdoba.
* Acá en Rosario, se han inventado un montón de cosas acerca de mí. Pero no son verdad... A los rosarinos les gusta contar cuentos. Algún caño de ida y vuelta habré hecho, pero no es para tanto.
* Nunca me gustó cafetear en los bares o ir a los bailes… La única diversión mía siempre fue jugar a la pelota.
* Central Córdoba es lo más grande que me dio la vida.
* El otro día fui a la casa de un amigo que la hermana le había traído unos botines y una pelota de Estados Unidos. Los botines pesaban menos que cien gramos de mortadela (risas) una cosa de locos, le podías sacar la suela y qué sé yo. Me dijo que son los que usa Beckham, y lo que no entiendo es cómo alguien le puede pegar mal a una pelota con semejantes zapatos. Y un muchacho, que se operó las dos piernas, me contó que ya jugó dos partidos y yo no lo podía creer. Cuando pueda, me voy a operar la otra cadera y te aseguro que si puedo volver a jugar, aunque sea un ratito, me vuelvo loco. Creo que no aguantaría la emoción, ¡si hace como diez años que no toco una pelota! Bah, ese día, en la casa de éste amigo, la agarré un cachito, ¿viste? Pero no soy arquero, yo la tengo que tocar con los pies. El tacto yo lo tengo en el pie…
Anécdotas
La leyenda sobre el Trinche se afianza el 17 de Abril del 74, junto con un combinado rosarino -él era el único que no pertenecía ni a Rosario Central (Mario Kempes, era uno de los 5 jugadores de Rosario Central), ni a Newell's Old Boys (Mario Zanabria uno de los 5 que pertenecían a los leprosos), humilló a la Selección de Enrique Omar Sívori que se preparaba de cara al Mundial de Alemania 1974: "Fue raro. Ganamos 3-1 y nos salieron todas. Algunos hasta nos pedían que paremos un poco. Pero de 100 partidos de ésos, ganás uno. Por suerte lo jugué", Allí quedó patentada su jugada, el caño doble: "Tiré un caño y cuando el defensor se dio vuelta le tiré otro. Lo hacía seguido, aunque ese día la cancha se venía abajo. Fue la única vez en mi vida que vi abrazándose a los hinchas de Newell's y los de Central".
"Saquen a ese cinco"
La anécdota de color de aquel partido la brindó el entrenador de la Selección Argentina, Vladislao Cap. Según consignan los medios de la época, en el entretiempo se acercó a sus pares rosarinos para pedir que “saquen a ese cinco”, en referencia a Tomás Felipe Carlovich, a quien sus futbolistas no podían detener. Durante el complemento, Griguol y Montes hicieron caso al pedido y sustituyeron al “Trinche”
Estamos en los años 70. Central Córdoba está por jugar con Los Andes en Lomas de Zamora. Estadio "Eduardo Gallardón". Cuando van a presentar las planillas, Tomás Carlovich no tiene sus documentos, se los olvidó en Rosario. Entonces José Tarilo, dirigente del club local, se para ante la terna arbitral y les pide que lo autoricen igual, que él sale de garante de que ese tipo con los pelos larguísimos, ensortijados y bigotes mostachos es realmente "El Trinche". Y cierra con forma de plegaria el hombre de Los Andes: "Déjelo juez, por favor, es una de las pocas oportunidades que tenemos de verlo jugar en Buenos Aires".
Una vez fuimos a jugar a Buenos Aires contra Estudiantes y me hicieron un agujero en la pierna con tapones de aluminio cuando caminaba sentía "plaf-plaf" (como si los botines tuvieran agua) mire y era toda sangre, viene el médico y le hace la señal de cambio a Ricardo Palma lo miro y le digo "callate..."; agarré me puse una venda y seguí todo el partido.
En Colón de Santa Fe tuve mala suerte, porque las tres veces que me tocó entrar como titular, me lesioné el aductor de la pierna derecha. Y eso que nunca antes había tenido problemas físicos. Como el Vasco Urriolabeitia, que era el entrenador, creía que se trataba de un problema mental, pedí una junta médica. El doctor me hizo bajar los pantalones y cuando me vieron la pierna negra se quedaron mudos. Se dieron cuenta que yo les decía la verdad. A mí me molestó que no me tuvieran confianza y pegué la vuelta al barrio.
Mirá, mis mejores años de fútbol fueron en Mendoza, acá en Central Córdoba también tuve un campeonato parejo, pero en Mendoza fue lo máximo. Es más hace 28 años que deje de jugar en Mendoza y fui hace poco y parece que hubiese estado jugando ayer por el cariño de la gente jamás en la vida me había pasado algo así. Practicábamos en el Parque San Martín y el plantel salía para un lado y yo agarraba la pelota y me iba para un costado y para que… venían los periodistas, allá con el plantel no había nadie, estaban todos conmigo. Me pasaban cosas insólitas, me iba a comer con mi señora a una parrilla y cuando iba a pagar me decían, no señor ya está todo pago, lo mismo cuando me iba a comprar ropa ya está todo pago. Son cosas que nunca me habían pasado y bueno hace poco cuando estuve en Mendoza había gente que todavía se acuerda de mi a pesar que hace 28 años que deje de jugar allá y sabes qué lindo que es eso.
En Mendoza hicieron un combinado y llega el Milán de Italia invicto y jugamos allá en el estadio mundialista “Malvinas Argentinas” y también paso lo mismo le pegamos una milonga…, y te pegaban como locos me querían matar me querían cortar las piernas, y le hice un caño a uno y cuando vuelve le tiro otro, después le hice dos más y el tano me mira y me dice “allá no” como diciendo acá lo podes hacer pero allá no y le digo “pero estamos acá”. Voy a buscar una pelota cerca del córner, solo, no había nadie hice dos pasos y siento “paf” acá arriba (señala la espalda) con las dos piernas, casi me matan estaban enojadísimos, verdes, y le ganamos 4 a 1.
Trinche ¿y la anécdota de la barba? Es cierta. Fue en San Telmo, ¿sabés lo que es jugar ahí? Vinieron a jugar acá y choqué con uno, se me fue la mano y lo corté en la ceja, lo sacaron al jugador, en ese partido Walter Mainonis y yo teníamos barba; y no era por nada pero me afeité y Walter se dejó la barba. Bueno y allá, cuando vamos a jugar la revancha, para entrar a la cancha, te bajás del colectivo y tenés como un pasillo y la hinchada de ellos de un lado y del otro; ¡ay… las cosas que nos decían!, pero le gritaban al Walter porque pensaban que era yo, y me pegaba y me decía Trinche y me puteaba "deciles que sos vos", "callate, callate" le decía yo. La verdad que encontrás de todo, había cada personaje en Central Córdoba…"
Cuenta un ex colaborador Menotti: "El Flaco estaba deslumbrado con Carlovich, pero sabía de su bohemia. Entonces lo llamó para integrar la preselección del interior, para llevarlo de a poco a la mayor. El Trinche se vino para Buenos Aires respondiendo a la convocatoria, pero se colgó pescando en la Costanera ¡y nunca se presentó a jugar!"
Hugo Mémoli, que fue compañero del Trinche en independiente Rivadavia, cuenta. "Jugábamos contra San Martín en su cancha. Tomás se quería ir esa misma tarde para Rosario. Pero si jugaba el partido entero perdía el micro. Así que se hizo expulsar en el primer tiempo. Se bañó y salió corriendo. Fue el mejor jugador que vi, a la altura de Diego y por sobre Francéscoli. Pero no se lo tomaba muy en serio".
Trayectoria
Rosario Central (inferiores) 1965
Sporting Bigand (Santa Fe) 1965 a 1969.
Rosario Central, 1969 (1ª División del fútbol argentino)
Flandria, 1970 (1ª División "C")
Central Córdoba (Rosario) 1971 a 1974 (Campeón en 1973), 1978, 1980 a 1983 (Campeón en 1982, asciende a la divisional "B") y 1986 (en total 236 partidos, 28 goles)
Independiente Rivadavia (Mendoza) 1975-1976
Colón (Santa Fe) 1977
Deportivo Maipú (Mendoza) 1979
No hay comentarios:
Publicar un comentario