25 de octubre de 2007

Las "melenas" del Ajax


"¿Qué es un entrenador de fútbol? En nuestra época de eficacia y tecnología, un entrenador es el que sabe todo aquello que concierne a su especialidad. Es como el comandante de un barco o de un avión, al que nada se le debe escapar. Los directivos conocen ciertas cosas, los jugadores saben otras, los médicos otras diferentes. Pero el entrenador debe estar enterado de todas". Así se expresa Stefan Kovacs en su libro "El fútbol total".

Si a un entrenador se le escapa alguna cosa, si no aprende pedagogía, fisiología, biología, anatomía, psicología, preparación física, difícilmente puede poner de relieve su personalidad o sus conocimientos sobre el fútbol.

Kovacs aprendió su oficio no sin dificultades y tampoco sin haber cometido algunos errores.

El primer club que entrenó fue el de la Universidad de Cluj (Rumania), donde había actuado anteriormente como jugador. Un día se hallaban disputando un partido en campo contrario, frente a un equipo bastante bueno que, al llegar al descanso, ganaba por 1-0.

Kovacs pensaba que se podía hacer mejor papel y por eso, en el descanso, dirigió violentos reproches a sus jugadores, se puso los pantalones y la camiseta del equipo y luego ocupó el lugar de uno de aquéllos.

El Cluj acabó venciendo por 2-1 y Kovacs cometió la equivocación de enorgullecerse de ello, mientras los jugadores jóvenes lloraban de rabia abrumados por su incapacidad. Al cabo de poco tiempo el caso se volvió a producir.

El Cluj perdía por 0-3 y Kovacs repitió los gritos contra sus muchachos, y decidió otra vez vestirse y saltar al terreno. Pero no se produjo de nuevo el milagro. El Cluj perdió por 0-6. "No cometí por tercera vez la misma tontería -recuerda Kovacs-. Delante de todos mis jugadores, rompí mi licencia de futbolista". La psicología juega un papel importante en el trabajo de todo entrenador. Conocer a los jugadores es algo realmente vital.

Cuando Kovacs se hizo cargo del Ajax sustituyendo a Rinus Michels, su contratación no sentó demasiado bien en Holanda. Y entre los propios jugadores su nombramiento fue recibido con cierta indiferencia.

Johan Cruyff, después de la cena en el primer día de la concentración pretemporada, intentó sondearle: "Señor entrenador -le dijo-, sabemos que viene usted de un país del Este y que preparaba al equipo del Ejército, donde no se hacían concesiones a la indisciplina. ¿Qué piensa usted de nuestros largos cabellos?"

Kovacs dirigió una mirada a todos aquellos melenudos rubios que le rodeaban y contestó: "No, señor Cruyff, sus melenas no me espantan. Es la moda actual entre la juventud. Creo que todavía podrían llevarlas de cinco a diez centímetros más largas. Pero yo no he venido aquí para cortarles el pelo, sino para intentar perfeccionar su juego". En otra ocasión, el equipo del Ajax, en el curso de un desplazamiento, asistió a una sesión de cine.

Kovacs quedó estupefacto viendo cómo seis o siete de los jugadores ponían los pies sobre el respaldo de la butaca delantera. No dijo nada, pero a la mañana siguiente, antes de iniciar el entrenamiento, les reprochó su falta de educación.

"¿Cómo pueden exhibirse así -les dijo- unos campeones de Europa? ¿Acaso actuáis de la misma forma en vuestras casas?"

A la semana siguiente, cuando el equipo asistió a otra sesión cinematográfica, nadie puso los pies en las butacas; en cambio, todos se volvieron hacia Kovacs y le preguntaron: "¿Está bien así? ¿Es así como le gusta que nos comportemos?"

Kovacs había ganado la partida en el campo psicológico y jamás tuvo que volver a hacer ninguna observación al respecto.

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