Ante los cambios realizados por Blogger, tiempo atrás, y que afectaron la plantilla de este blog hay textos largos que no se mostrarán totalmente. La solución a dicho inconveniente es hacer click en el título del artículo y así se logra que se muestre el resto de la entrada. Muchas gracias y disculpas por la molestia ocasionada.

Elio "El loco" Montaño (Argentina, 1929)


Un personaje del fútbol por su gracia, además de su capacidad comojugador y goleador. Díscolo, a veces irrespetuoso, pero capaz de inventar en cada jugada. Para la época, un típico jugador de potrero, ingenioso, alejado de tácticas o de indicaciones técnicas. Así era fuera de la cancha, y recorrió diversos equipos locales y del exterior con la frescura de su fútbol innato.

Integró la Selección en los Panamericanos de México en 1955 y fue figura en Peñarol y en Danubio de Montevideo en donde fue goleador del Campeonato Uruguayo. Jugó en Huracán, Boca, Rosario Central y Newell's de Rosario, en Sporting de Portugal y Deportivo Galicia de Venezuela. Varias anécdotas señalan su manera de vivir. En el casino uruguayo, una vez, ya sin un peso, se tiró sobre la mesa y gritó: ¡Me juego!

Habiendo sido jugador de Newell's Old Boys de Rosario, pasó luego por Rosario Central y tuvo como compañero a César Luis Menotti, quien siempre contaba que en un clásico que Rosario ganaba 2 a 0 y se floreaba, con el 'Loco' Montaño dirigiendo la batuta. Los rivales reaccionaron, descontaron y luego empataron el partido. La tribuna rosarina que momentos antes se deshacía en aplausos, comenzó a silbar e insultar a los suyos. Hasta que Montaño tomó una pelota cerca del área, gambeteó a dos o tres jugadores, dejó desairado al arquero que salió a la desesperada, tocó suavecito hacia el arco vacío y se dio vuelta para encarar a la hinchada. “¡Vieron giles, griten ahora, insulten, tírense con nosotros!” Lo que no sabía Montaño es que la pelota no había entrado, que se había quedado mansita contra el poste y que mientras él se desquitaba con la hinchada llegó un rival y la sacó. Cuenta Menotti que eran las diez de la noche y no podían abandonar el vestuario....

En Boca estuvo entre 1951 y 53, luego de su aparición en Newells, pero no pudo ganar ningún título. De esos años tengo una anécdota con Juan Vairo, arriba de un avión: "El loco me prendió fuego un diario. Yo estaba leyendo "Crítica" y me prendió fuego la parte de abajo. Enseguida se armó un despelote terrible. Tuvieron que tirar frazadas para apagar el fuego. Nos querían matar, quisieron dejarnos en Brasil. Juan Vairo era tremendo, era muy loco. Nos divertíamos como nunca en cada viaje".

En Berlín, en 1949, en una gira de Newells Old Boys por Europa. Montaño tenía apenas 20 años: "La puedo contar yo y no se puede creer, pero el ex arquero Julio Musimessi la contó hace años en “Almorzando con Mirtha Legrand”: Yo, una vez, tiré el córner e hice el gol de cabeza. Fue en una cancha abierta; había un viento huracanado. Fui a patear un córner con viento en contra. La pelota llegó al área grande y se retuvo con el viento. Y el viento la trajo hacia mí y cuando iba corriendo hacia el área metí el cabezazo".

En los dos años en Boca hizo varias giras por Europa, Centroamérica, Brasil y Chile. "Una vez le atajé un penal a Ormazábal, un wing de Colo Colo. Porque en ese tiempo se viajaba con un solo arquero y habían echado a Musimessi. Agarré y le dije: Dame, dame la camiseta. Y me puse el buzo amarillo, me tiré para el lado que pateó el chileno y me dio la pelota bien de lleno en la cara. Al final ganamos 1 a 0, con un gol de Pierino González".

Algunos le decían 'Tuerto', otros lo llamaban 'Loco'. Los dos apodos de Elio Rubén Montaño. "El apodo de 'Tuerto' nació en Boca. Me golpearon en la cara, vino el masajista, el médico, todos a ver qué me pasaba. Y Venancio Acosta, uno que jugaba de cinco, me dijo dale, levantate tuerto. Tomá el ojo, se te salió".

En los tres años en Peñarol de Montevideo, Montaño consiguió ganar tres campeonatos seguidos. "Peñarol era un gran equipo, agarrábamos a los chicos en Montevideo y ya en el primer tiempo nos poníamos tres, cuatro o cinco a cero. Entonces, en la cancha embromábamos. Una tarde en el Centenario contra Rampla Juniors un defensor de ellos me tiró al suelo con una patada terrible y yo corté una mata de pasto, me paré y le digo ¡Tomá caballo, comé! El árbitro se cagaba de risa…"

El "Loco" se destacaba por su forma de ser, pícara, ocurrente, traviesa y desfachatada: hablador, cachador, no sólo relataba adentro de la cancha las jugadas que realizaba, sino que también le gustaba la noche, el cabaret, la farra, que eran hábitos que no abandonaba ni siquiera los sábados, cuando Peñarol concentraba en un hotel céntrico del que, obviamente, se escapaba. Hasta que una vez un dirigente resolvió concentrar junto al plantel con la idea de desenmascararlo.

Grande fue, entonces, la sorpresa del delantero cuando el domingo a las seis de la mañana volvía de la 'garufa' y, al doblar la esquina, vio al directivo parado en la puerta del hotel, como si fuera un soldado haciendo guardia. Lejos de esconderse o amilanarse, el "Loco" enfiló hacia el "celador" con el mismo atrevimiento que si viniera gambeteando y lo encaró, sin darle tiempo a que le recriminara nada: "¿qué dice, don? Ta’ lindo el día, ¿eh? Yo, por eso, aproveché, me levanté temprano y salí a caminar una cuadras..."

Fue en un Boca-Chacarita, en la Bombonera. Montaño quería vengarse de un golpe de Pizarro: "No era de pelearme. El único que me sacó de lugar fue Federico Pizarro. Me dio una patada acá (muestra una cicatriz en el mentón) y le dije: Ya vas a venir a la cancha de Boca. Y en la revancha, en un centro, lo mandé adentro del arco. ¡Se armó un quilombo! En lugar de cabecear la pelota le dí en el medio de la cara. Le partí todo, lo mandé al Hospital Argerich. Nunca busqué líos".

Esta que cuenta el Loco pasó en un partido entre Rosario Central y Atlanta, en 1962, con él como protagonista junto al Gitano Juárez y César Luis Menotti: "El Gitano me dice: al flaco Menotti no se la des, vas a ver cómo te putea. Como íbamos 4 a 0, nos pusimos de acuerdo para amagarle y dejarlo pagando. ¡La puta que te parió, Tuerto hijo de puta,! me gritaba. Así todo el segundo tiempo. Hasta que poco antes del final voy a sacar un lateral y le digo: ¿La querés, Flaco? Se la di, pero la agarró de voleo y casi me mata. El árbitro lo echó".

"La para Montaño, la pisa Montaño, le hace un caño al defensa -la tribuna ruge-, levanta la cabeza ¡qué jugador Montaño!, lanza un pase de 40 metros y se la pone en la cabeza al número 8, pero la pelota se va sobre el travesaño". Este era el loco Montaño, que tenía la costumbre de jugar al fútbol relatando el partido, lo que dejaba caliente a todos los contrarios, aunque ese no fuera su objetivo. El tipo sentía así el fútbol, como un relato radial en el cual la ficción y la realidad se entremezclaban como una sinfonía.

Huracán había ido a jugar a Montevideo contra Peñarol, y en su equipo figuraba Elio Montaño. En una incidencia del encuentro el zaguero oriental William Martínez le pegó una flor de revolcada y Elio se le quejó desde el suelo. Martínez lo miró y le dijo: “No llores, que el fútbol es un juego de hombres...” Y ahí nomás recibió la intencionada respuesta de Montaño: “¿Y si es un juego de hombres, vos qué hacés aquí adentro...? Dicen que a William hubo que frenarlo entre seis para controlarlo...

Tomás Ducó, presidente de Huracán en la etapa en la que se construyó el estadio (el que lleva su nombre en la actualidad), fue siempre una persona de mucha autoridad y escasa paciencia. En 1953, el equipo de Parque Patricios había conformado una delantera de estrellas con Boyé, Sánchez, Infante y el Loco Montaño. Las cosas, futbolísticamente, iban bien, hasta que llegó el momento de discutir contratos. Y los jugadores pretendían un dinero que los dirigentes no estaban dispuestos a darles. Ducó citó una noche a los futbolistas en forma individual, y cuando Montaño entró al despacho del presidente, Ducó lo recibió con una pistola 45 apoyada en el escritorio. El arreglo llegó casi inmediatamente. "Yo sabía que íbamos a arreglar el contrato enseguida", salió expresando Montaño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

aguante river........... y los bosteros me chupan bien un huevo

-----------------(niño)--------